Una vez más la pujante localidad de La Criolla nos motivó a visitarla y fue en esta oportunidad “El Viejo Roble”, una entidad que lleva 26 años de producción frutícola. Desfilan por ella citrus, duraznos, nueces pecanas, arándanos, boysenberries (un híbrido entre zarzamora y frambuesa).
Con amabilidad nos recibió Graciela Taylor, la propietaria de la empresa, quien orgullosamente, y con mucho entusiasmo, nos habló de todo el trabajo, desde los inicios, cuando allá por 1996 arribó al lugar junto a su esposo Miguel, que se desempeñaba como administrador rural, con un proyecto en mano y muchos sueños que colmaban su alma.
En primer lugar, efectuamos un recorrido por el predio, cuidadosamente ordenado, donde cada árbol, cada plantación, cada porción de tierra, constituye una partecita ejemplar de un todo armónico, en el que la exuberancia, el color, la calidad y la calidez, dicen presente en cada espacio.
Nos detuvimos, absortos casi, junto a ese viejo roble, que según profesionales de la agronomía, ronda los 200 años, que vive en comunión con todo lo que allí se cultiva, que irradia su belleza natural y contagia su fortaleza y su resistencia.
Un largo recorrido nos condujo hacia la base productiva del establecimiento, el citrus, en particular, la naranja; también hubo temporadas de siembra de limón -nos contaba Graciela-, pero en el año 2012, debido a heladas de cierta magnitud, la pérdida de la fruta fue total. Una situación compleja que, sin embargo, no los amedrentó y, con el mismo empeño de siempre, siguieron trabajando.
Indefectiblemente, en nuestra charla surgió la problemática de estas pérdidas, como antes había sucedido con el durazno; en este caso, por las copiosas lluvias en época de primavera, en detrimento de la rentabilidad. Solo el trabajo arduo, intenso, les permitió la recuperación.
“A veces desde afuera puede parecer que todo es positivo, sin embargo, son muchos los obstáculos que una empresa productiva atraviesa”, expresiones de Graciela que relacionaba no solo con las inclemencias del tiempo, teniendo en cuenta que cada estación tiene sus peculiaridades, sino también con la presencia de plagas, organismos nocivos que pueden causar daños a las plantas. Para ello es necesario el empleo de pesticidas que, según la especie, la clase de plaga, y la época del año en que aparezca, se determina su aplicación.
Respecto de las heladas, tan frecuentes y con efectos tan adversos en las plantaciones, nos explicaba la productora, el control de este fenómeno meteorológico, particularmente en el arándano.
Por estudios de científicos americanos, se pudo descubrir que una forma de defender la fruta chiquita era poniéndole regadores altos, de un tamaño superior al de la planta; al enviarle agua durante toda la noche, esta se convertía a 0° en hielo, cuando a la intemperie podía llegar a -5°, entonces formaba toda una cobertura de hielo alrededor de la planta entera, que incluía las ramas y la frutita que iba creciendo. Con esto se lograba que la temperatura no descendiera tanto, que se mantuviera entre 0° y -1°, lo que era tolerado por la fruta. Y así, en invierno, cuando se está formando la fruta, constituye este un método para protegerla. Al día siguiente, cuando el sol asoma, el hielo comienza a derretirse y no hay daños ni en la planta ni en la fruta.
Más allá de estos escollos, pudimos apreciar un establecimiento que se destaca en todas sus dimensiones. Y constituye uno de los puntos meritorios la planificación de visitas guiadas, con una duración estimativa de dos horas, en las que Graciela, con su particular forma de comunicación, que refleja su formación docente, conduce un recorrido por todo el predio. Primeramente les cuenta su historia, qué frutales se cultivan, cómo se los cuida, cómo se debe retirarlos; va explicando así características de cada proceso productivo, el cual se encuentra en una fase concreta según la época del año en que se realiza la visita. Si es momento de cosechar, los participantes podrán disfrutar de esta experiencia en citrus o frutos rojos.
Aspectos como la poda, las fumigaciones, el riego, el uso de maquinarias y los avances tecnológicos, incorpora Graciela en su trayecto.
La actividad finaliza con el arribo a un espacio de venta de productos y subproductos elaborados por emprendedores de la zona, como jugos y mermeladas frutales, barritas de cereales con arándonos deshidratados, entre otros.
Nos hizo referencia Graciela a otro proyecto que se enmarca dentro de las visitas guiadas, en relación con un espacio que contiene un mix de árboles frutales, entre los que se encuentran una higuera, durazneros, ciruelos, membrillos, perales, manzanos y almendros; se explica en cada uno de ellos la etapa del proceso productivo que en ese momento atraviesa.
Numerosos contingentes, de diferentes lugares de la región y del país se acercan durante todo el año a conocer El Viejo Roble, y en particular, varias delegaciones escolares, de distintos niveles y modalidades, ya que se trata de un espacio significativo de aprendizaje y de entretenimiento. Nos comentaba Graciela que los chicos hacen varias preguntas y les entusiasma mucho la idea de cosechar y probar la fruta. Han visitado la finca delegaciones de Salta, Jujuy, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Neuquén, entre otras provincias.
Queremos aclarar a nuestros lectores que estas visitas se llevan a cabo por medio de una reserva previa, que se puede efectuar a través de las redes sociales Facebook e Instagram: El Viejo Roble, o del teléfono 0345 15-625-5254.
Tres aristas se sumaron a nuestro diálogo con la propietaria de este espacio, la productiva, la turística, y la comercial. Esta última tiene muchos aspectos por analizar, por ejemplo las posibilidades del mercado, las necesidades y las preferencias del consumidor, los costos de elaboración y de venta del producto, las probabilidades de exportación, las formas de difusión, los canales de distribución, etc.
Para finalizar…
El Viejo Roble, un establecimiento que luce toda su producción frutícola, que refleja el tiempo de proyectos, de trabajo intenso, de superación de obstáculos, de obtención de logros, de una evaluación profunda de todo lo allí realizado y de la posibilidad de nuevos desafíos.
La Sra. Graciela Taylor nos habla con plena convicción de haber tomado la certera decisión de elegir este lugar, esta provincia, para desarrollar todo lo que junto a su esposo habían planificado, más allá de algunas renuncias que hay que aceptar cuando la familia se propone objetivos para su vida. Peregrina de nuestro país, al haber vivido en diferentes provincias, entrerriana por opción; docente por formación, que en cada instante de su discurso percibimos; productora, con todos los retos que ello implica; y voluntaria social, que participa activamente en la Fundación de Cuidados Paliativos de la ciudad de Concordia, que se encuentra a 20 km aproximadamente de La Criolla.
Su palabra y su obra son de optimismo, de esperanza, visibles son las pruebas si recorremos esta entidad productiva, que valora la naturaleza, su potencial productivo y todo lo que en ella podemos emprender.
Agradecimientos: A la Sra. Graciela Taylor, por su amabilidad, su gentileza y su tiempo, para acompañarnos en la elaboración de esta nota. A la Sra. Ana Reeschuch, por su colaboración siempre que acudimos a ella.
Texto y fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin
Hermoso articulo. Un incentivo para la sociedad que quiere progresar.
Felicitaciones por las enseñanzas que comparten.
Hermosa nota!! Cuantas historias de personas apasionadas, y perseverantes!! Felicitaciones, cada vez más enamorada de los pagos, La querida Criolla!! Abrazo Clau!!
Que hermosa nota.
Cuánto por conocer de nuestro pagos…aquí nomás de ésta hermosa localidad q es La Criolla