Todos estos miedos que se describen debajo—variantes del miedo a perder— generalmente son inconscientes y pueden llevar a cambios importantes en la conducta de las personas, en el humor, en los hábitos y hasta provocar distintos problemas de salud (ataques de pánico u otros síntomas que la gente no asocia con este sentimiento); por esta razón, es importante, en principio, reconocerlos para superarlos.
En los primeros siete años (hasta los 35), el miedo comienza a manifestarse de manera sutil y, poco a poco, se vuelve más concreto.
1) EL MIEDO A PERDER LA POSIBILIDAD DE HACER LO QUE MÁS NOS GUSTA. Debido a las responsabilidades que vamos asumiendo por la actividad laboral o familiar, habitualmente, aparece el miedo a perder la oportunidad de manejar el tiempo libre. Se empieza a hablar mucho más de estrés. La sociedad de consumo crea necesidades que hace 10 años no existían y llevan a la persona a estudiar y trabajar el doble para cubrirlas, resignado horas de descanso, entretenimiento y de realización de actividades placenteras. Unos de síntomas es la sensación de que el tiempo no alcanza, pero una de las alarmas que indican que hay que solucionarlo es cuando en períodos de descanso se tiene la sensación de que se pierde el tiempo.
2)EL MIEDO A PERDER EL CUERPO JUVENIL. En general, este temor aparece cuando se dejan de lado las actividades deportivas por lo mencionado en el punto anterior, o se exceden en actividades físicas como una carrera contra el reloj natural del cuerpo que empieza a marcar el paso del tiempo. Lo normal es la búsqueda de equilibrio y cualquiera de los excesos son síntomas a atender. El cuerpo es como una máquina que cumple con un programa creado por nuestros pensamientos, y estos a sus vez se originan desde una serie de emociones y percepciones. Cuando nos aferramos a los deseos y las preocupaciones con toda nuestra energía sólo conseguimos crear tensión nerviosa y agotamiento ( Tulku Thondup), lo que finalmente puede derivar en un daño a nuestro cuerpo en el largo plazo.
3)EL MIEDO A NO PODER SER MADRE por la cuenta regresiva del reloj biológico. A esta edad, generalmente las mujeres sin pareja, o con parejas que no desean tener hijos empiezan a sentir esta preocupación, porque aspiran a que la economía mejore, a tener la casa, el auto o un mejor ingreso antes de asumir la responsabilidad de ser padres. Si bien la decisión consciente de no tener hijos puedes haber sido acordada por la pareja, el inconsciente puede manifestarse en sentido contrario. Los síntomas típicos son la visualización de mujeres embarazadas, bebés y niños pequeños que antes pasaban desapercibidos. Por ejemplo, la sensación de caminar por una calle concurrida y verlos por todos lados o prestar más atención a todo lo que se refiera a la maternidad, sobre todo porque sucede que familiares, amigos o conocidos de la misma edad empiezan a tener hijos.
4) MIEDO A PERDER LA VIRILIDAD. En el caso de los hombres, muchos empiezan a sentir el temor por el paso de los años, por lo que aparece el miedo a perder la imagen y la virilidad de la etapa anterior. Se manifiesta con el cuidado excesivo del cuerpo y se pone atención a la edad como no se había hecho antes. Al principio pasa más por la edad, pero en la segunda parte de esta etapa (de los 35 a los 42), los síntomas del miedo se observan cuando se busca imitar a los más jóvenes adoptando comportamientos o adquiriendo productos típicos de esa edad. Esto los conduce a volverse adictos a gimnasios o al consumo de “medicamentos energizantes”.
5) MIEDO A PERDER LA PAREJA. Sumado al temor de la pérdida de juventud, cuando se observa algún desgaste en la pareja con el paso del tiempo, aparece el temor de las terceras personas que aparecerían como las de la discordia y el peligro de rupturas. Ellas/os tratan de “retener” a la pareja buscando más hijos o cayendo en adicciones estéticas para conservar un cuerpo juvenil atractivo. Debe prestarse atención cuando el tema empieza a ser una obsesión y se manifiesta a través de un excesivo control del otro, sobre todo cuando aparecen los indicios de que la relación va camino a terminar. Es en esta etapa de la vida donde, por estadística, se producen más divorcios. (Artículo recomendado para crisis de parejas: https://revistaalmas.com/enamorarse-no-siempre-es-amar/)
6) MIEDO A SENTIR QUE SE PASA LA VIDA AL LADO DEL COMPAÑERO/A. Como contraparte del miedo anterior, ambos pueden sentir el miedo a la monotonía, “sentir que se les pasa la vida sin disfrutarla verdaderamente” al lado de su compañero o compañera; por lo tanto, aparecen fantasías de terceras personas haciéndolos/las sentir vitalmente atractivos. Influye también el círculo de amistades, por ejemplo, cuando la persona ve (o cree ver) que un amigo se separa y aparentemente es más feliz con su nueva pareja. La película de Ricardo Darín y Norma Morán “El amor menos pensado” (estrenada en 2018) , muy recomendable, de alguna manera muestra esta situación, y lleva a replantearse cuáles son las etiquetas que a veces mira la gente sin ver el verdadero contenido.
Con el paso del tiempo y en la segunda etapa, a partir de los 35, los miedos se van agudizando si no se trabaja para transformarlos en aprendizajes de vida.
7) MIEDO A PERDER LOS HIJOS. Crecen rápidamente y aparece el miedo por la independencia que van adquiriendo. La proyección a futuro que se hace es que se irán pronto, que dejarán la casa para no volver y quedará el llamado “nido vacío”, sobre todo en la segunda parte de esta etapa. Esta percepción, en casi todos los casos inconsciente, lleva a querer tener más hijos. Aparecen embarazos “no deseados conscientemente” pero que en realidad son producto de estos miedos no procesados.
8) MIEDO A PERDER LA SEGURIDAD ECONÓMICA debido a la posibilidad de perder el trabajo, la aparición de enfermedades, ser víctimas de robos, secuestros o estafas. Los síntomas típicos son el exceso de desconfianza en casi todas las cuestiones en las que se trate de dinero, la necesidad de contratación de seguros, puertas blindadas o vigilancia. Si bien es importante prestar atención en todo tipo de transacción y a la seguridad, también debe hacerse un serio planteamiento cuando algún familiar advierte el grado de obsesión que, con el paso del tiempo, se observa en la persona.
9) MIEDO A PERDER LA VIDA DE UN FAMILIAR O LA PROPIA Tanto los hombres como las mujeres viven la posibilidad de perder la propia vida al experimentar accidentes o muertes de otras personas de su misma edad. Este es un tema que hasta ese momento no había sido importante. Las precauciones siempre son necesarias para cuidar la vida y la de la familia, pero el síntoma a atender es cuando la persona siente que todo debe estar bajo su control, siempre atento frente a posibles peligros reales o imaginarios. Aparecen los estados de ansiedad y nervios que provocan desde conflictos en las relaciones familiares y sociales hasta problemas de salud.
Artículo relacionado: https://revistaalmas.com/del-miedo-a-la-seguridad-y-autoestima/
More Stories
I Jornadas de Enología y Fruticultura
Escuela “Juan Lavalle”, 100 años en una comunidad que sigue creciendo
Escuela “Madre Patria”, más de 100 años junto a la comunidad de Calabacilla