El Ing. Raúl Charadía y una pasión que conjuga profesión, docencia e investigación.

16 de junio, Día del Ingeniero en la Rca. Argentina

Cada 16 de junio celebramos en nuestro país el Día del Ingeniero, en conmemoración de la creación de la primera Carrera de Ingeniería. En esa fecha, del año 1865, se inició su enseñanza en la Universidad de Buenos Aires.

            Recordemos que el primer graduado fue Luis Augusto Huergo, quien durante el desempeño de la profesión diseñó un canal de navegación de Córdoba al río Paraná, obras portuarias de Paraguay y modernización en Córdoba. Finalizó sus estudios el día 06 de junio de 1870.

Nos comunicamos en esta oportunidad con el Ingeniero Raúl Charadía, profesional egresado de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Concepción del Uruguay (UTN FRCU), en el año 1991, quien en una charla agradable y amena nos contó aspectos relacionados con lo que ha sido su profesión desde sus inicios. Nos refirió que él había nacido en la ciudad de Urdinarrain, y a los 13 años se trasladó a Concepción del Uruguay, a cursar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Justo José de Urquiza, estuvo en carácter de pupilo en “La Fraternidad”, y se quedó, definitivamente, en esa ciudad.

Desde siempre, Ingeniero…

            En primer lugar, como nos pasa en estas charlas que tanto disfrutamos, por la pasión con que nuestros entrevistados se van expresando, le preguntamos al Ingeniero Charadía por qué esta profesión. Nos contaba que sus abuelos eran herreros; su padre, mecánico, se preparaban en su taller motores de autos, durante el furor de la fórmula entrerriana. Ahí nació su afinidad por los fierros y todo ese trabajo lo hacía pensar en alguna profesión futura vinculada con la ingeniería. Tal es así que en una oportunidad, en su escuela primaria, en ese entonces Escuela N° 29 “Caseros”, en una encuesta respecto de qué les gustaría ser cuando fueran adultos, tanto él como su hermano respondieron “Ingeniero”. Desde chiquito nos decía Raúl Charadía que era “bastante inventor, inventaba cosas, hacía experimentos con cosas físicas, con cosas químicas”. También leía bastante: “Había unas enciclopedias que se llamaban ‘Preceptores’, y leí para tomar cuestiones técnicas de ahí y tratar de reproducirlas. Inventábamos mucho con unos amigos, teníamos bastante imaginación”.

Nos explicaba este profesional que había sido de gran ayuda su concurrencia al Colegio Nacional, institución que contaba “con una currícula extraordinaria, con docentes extraordinarios”; la mayoría de ellos escribían libros, eran también docentes universitarios. Tal es así -nos expresaba- que en UTN se encontraba con los mismos docentes de su escolaridad secundaria, quienes sabían qué nivel se requería para estudios superiores, y no tuvo ningún obstáculo durante los primeros años de facultad. Los habían preparado para esa instancia.

            Respecto de su labor docente, nos comentaba el Ingeniero Charadía que antes de la finalización de sus estudios, le habían propuesto dictar la asignatura Conocimiento de Materiales, debido a que él trabajaba en el área de tratamientos técnicos, así que comenzó en ese momento, a mitad de 1991, y a finales de ese año se recibió. Continúa hasta el presente con ese espacio curricular, tanto en la carrera de Ingeniería Electromecánica, como en la Licenciatura en Organización Industrial.

El Investigador

            Sabemos que Raúl Charadía ha sumado la investigación a su vasta trayectoria profesional. Esto se dio a partir de 1994, cuando UTN quería iniciar este proceso, y le propusieron ser parte de un equipo, al que con mucho entusiasmo se incorporó. Las temáticas a través de los años han sido varias. Al comienzo, en lo regional, debido a la enorme producción de arroz en la provincia, había que resolver la situación de la cáscara sobrante, por lo que se diseñaron varios proyectos para dar solución a esta problemática.

Años más tarde, por allá por 1994, la Dra. Sonia Brühl presentó el proyecto de Ingeniería de Superficies, esto es el tratamiento superficial por plasma, que es lo que hasta hoy se continúa desarrollando. Si bien -nos explicaba el Ingeniero Charadía- era en ese tiempo bastante incipiente, hoy es más conocido; el desafío era hacer tratamientos superficiales sobre acero inoxidable, algo mucho más raro. En su empresa particular, él realizaba tratamientos superficiales en acero, o sea, nitruración gaseosa en cigüeñales (una parte del motor de autos que en esa época se rectificaba, y se nitruraba mucho). Había entonces mucho trabajo, pero luego el mercado cambió y fue dejando de hacerlo. Estaba muy vinculado el trabajo particular, con el espacio Conocimiento de los Materiales y  con la investigación, por lo tanto, se ha ido enriqueciendo cada punta de la figura, y se han ido retroalimentando. Todo se fue complementando y potenciando entre sí, “un conocimiento permanente sobre el tema, que se va nutriendo en el mundo, por lo que hay que actualizarse en forma constante”.

Se incorporaba Raúl Charadía al Grupo de Ingeniería de Superficies, como co-director, ya que la Dra. Brühl, desde la Física, su área, conocía todo el proceso desde ese punto de vista, pero requería del apoyo de un profesional en Ingeniería, que trabajara en la construcción de máquinas, equipo, un equipo  hecho íntegramente por ellos, con todos los conocimientos tanto del personal de laboratorio como de colegas de otras áreas de la facultad; solo habían comprado los instrumentos básicos. También se trabaja en forma conjunta con distintas empresas, como el caso de IONAR, una entidad de base tecnológica que hace tratamientos de Ingeniería de Superficies. Y actualmente se está conformando un equipo más grande, “una plantita piloto ya para hacer nitruraciones con piezas físicamente más importantes”.

Miles de proyectos…

            Le consultamos al Ingeniero Charadía por proyectos que en mayor medida lo han entusiasmado. Él divide en proyectos laborales, académicos y de investigación. No puede calificar uno más importante que otro, pero algunos le han brindado satisfacciones especiales. Por ejemplo, en lo académico, el diseño de una materia que se llamaba “Materia Integradora I”, desde el departamento; era él su autor principal, y salió como modelo de planificación coordinada para toda la UTN. Años más tarde, con el devenir del tiempo, fue cambiando el modelo de alumno que ingresaba y había que adecuarse a ese nuevo alumno para sí poder transmitirle el conocimiento que cada docente pretendía. “Tengamos en cuenta que hoy son otros alumnos, que estudian de manera diferente de la que estudiábamos nosotros, no se llega al conocimiento de la misma forma, hay que hacerlos interesar para que puedan salir adelante; no todos toman un libro y leen para aprender, es un desafío académico importante buscar estrategias para que puedan evolucionar y alcanzar notas de aprobación”.

En lo laboral, nos contaba este profesional que fue muy significativo cuando desarrolló tratamientos superficiales, como la nitruración, en primer lugar, y la segmentación gaseosa. Al finalizar cada proceso pudo comprobar que lo que decían los libros era cierto. También la elaboración de equipos propios de calefacción eléctrica, calculados íntegramente por él y su equipo, y funcionó perfectamente. Sus palabras:

            -Es hermoso cuando uno diseña y funciona, es como crear. Imagino un artista que al ver su obra finalizada se llena de satisfacción.-

Y en GIS, los desafíos han sido siempre, el trabajo en proyectos bianuales. Nos contaba sobre pruebas y ensayos de dureza y tratado al desgaste, para ver cómo se comportaban, y han salido trabajos muy buenos. “Lo más lindo es cuando los equipos funcionan correctamente”. Aquí hay grandes desafíos, como uno con gente de Vaca Muerta, a quienes les indicamos un problema que tenían con unas tuercas de Salto Grande, que debían pedir al proveedor original, que estaba en Ucrania, pero el conflicto bélico lo impedía. La industria necesita de conocimientos específicos de materiales, por esto acude a la universidad.

El Ingeniero Raúl Charadía se desempeña actualmente como Vicedecano de la UTN Facultad Regional Concepción del Uruguay. Nos manifestaba que este cargo está referido a las funciones políticas que ha tenido en esta Casa de Altos Estudios, que han comenzado en su desempeño como Consejero, consejero graduado en una oportunidad, y consejero docente en otra. Cargos que pueden corresponder al departamento o al consejo directivo. También ha sido director del Departamento, un cargo importante tanto en la organización como en las funciones docentes, de investigación y de laboratorio. Como Vicedecano, su función es representar a la facultad lo mejor posible en actividades que el decano no pueda sobrellevar. Ha sido también Decano en algunas licencias del responsable de ese cargo. Reconoce que conforma un buen equipo de gestión con el Ingeniero Martín Herlax, actual Decano.

Quisimos hacer hincapié en UTN FRCU, y nos decía Raúl Charadía que la Universidad cuenta con muchas facultades regionales, unidades académicas, y que es realmente “una universidad federal”; tan federal que cada carrera en cada región se regionaliza con lo que tiene a su alrededor. Esta facultad se regionaliza con cuestiones inherentes al almacenamiento de granos, la cría de pollos; mientras que en otros lugares, con áreas de mantenimiento del petróleo, por ejemplo. Sus expresiones:

            -La Universidad implica el trabajo con gente, desde todas las dimensiones: directivos, alumnado, personal administrativo, de recursos humanos, siempre todos a disposición para que los docentes lleven adelante la tarea de recibir nuevos ingenieros. Vemos esta facultad como una máquina perfecta que forma Ingenieros. Con el Decano tratamos de asistir a todas las presentaciones posibles cuando los jóvenes finalizan la carrera, de acompañarlos junto a sus familias, amigos y pares en esta instancia de enorme felicidad.-

Destaca con entusiasmo nuestro entrevistado la presencia de alumnos extranjeros en esta facultad, particularmente de la Rca. Oriental del Uruguay, muchos de ellos se han quedado en el país. Fenómenos migratorios que siguen dándose en nuestro país.

            En cuanto a los cambios más significativos, el profesional mencionó el período de pandemia, cuando a pesar de las circunstancias hubo que seguir dando clases. Nos manifestaba que ellos en un tiempo breve se adecuaron a nuevas herramientas que hubo que incorporar; hoy son muy conocidas, pero en ese tiempo eran completamente nuevas, y eran las que permitieron el contacto a distancia con los alumnos. Felizmente, hoy se están recibiendo alumnos de esa época, con su aprendizaje completo.

Luego de un diálogo intenso con el Ingeniero Raúl Charadía le preguntamos por lo que queda pendiente, porque siempre algo nos queda en el desempeño de nuestra profesión. Y él lo relacionó con un material técnico que tiene para dejar, algo así como “escribir el libro”. Sin embargo aparece la incertidumbre respecto de qué libro será leído por estos alumnos en el futuro: “Tendría que ser un material amigable para que los alumnos puedan seguir aprendiendo, como escribir un libro que sea leído para aprender con los alumnos nuevos, un desafío un poco complicado, el desafío es cómo escribir ese libro”.

«Lo que cuesta sirve»

            Hemos descubierto a lo largo de la charla, a través de respuestas debidamente pensadas y elaboradas, que el Ingeniero Charadía hablaba como queriendo transmitir siempre un mensaje, ese mensaje que tan bien hace a nuestros jóvenes universitarios. Por eso les contamos que este profesional ha tenido una vida cargada de obstáculos, que a todos con mucho esfuerzo y dedicación los pudo superar. Perdió a su mamá siendo muy pequeño, creció bajo la protección y cuidados de su papá; a los 13 años se trasladó a Concepción del Uruguay, con limitaciones económicas; cuando estaba cursando el primer año de la Universidad debió incorporarse al entonces obligatorio servicio militar, con el agravante que esto fue en 1982, año del conflicto bélico por Islas Malvinas, y pudo luego de un año intenso recién reincorporarse en la carrera. Y así miles de piedras que iban apareciendo en su andar. Y paralelamente trabajar siempre para mantenerse.

Y a esto lo escribimos porque nos parece que este profesional puede constituir un ejemplo a seguir para nuestra juventud, cuando uno tiene metas claras y va por ellas, plenamente, sin dejar nada librado al azar. Con pocos recursos también se puede estudiar, “solamente se trata de tener ganas de estudiar y perseverancia, lo que no tiene que perder de vista el estudiante”.

            Nos queda agradecer infinitamente al Ingeniero Raúl Charadía, por su predisposición, su amabilidad, su compromiso con cada respuesta, sus palabras, su mensaje.

            ¡Felicitaciones! A él y a todos los Ingenieros de nuestro país que luchan intensamente por el diseño de un mundo mejor.

Texto y selección de fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin