Calabacilla está ubicada en el departamento Concordia, en Entre Ríos, un poblado que pasa casi desapercibido, en particular por turistas y visitantes, como suele suceder con los lugares de tránsito, porque por él debemos pasar cuando nos dirigimos hacia Puerto Yeruá, debido a que la población se extendió a uno y otro lado de la ruta que nos conduce a esa localidad. Se encuentra a 5 km de la Autovía Nacional 14, y a casi 30 km de la ciudad cabecera del departamento.
Como tantas localidades de nuestra región, se formó Calabacilla a raíz de la presencia de la estación del Ferrocarril General Urquiza, en la línea Concordia-Concepción del Uruguay.
El edificio de la estación ha sido en este tiempo restaurado y funciona el Jardín Materno Infantil “Estación de los Sueños”, que corresponde al Nivel Inicial del Consejo General de Educación de la provincia.
La calabacita
“Calabacilla” es un vocablo aborigen que hace referencia a la calabacita, o mate chiquito, el mate porongo, de forma similar a la de una pera, seguramente cultivado en la región. Era la infusión que preparaban los guaraníes, y fue considerado el primer mate. La yerba seca se introducía en una calabaza. Este fruto, en otras épocas, había sido utilizado para conservar alimentos. Sigue siendo hasta hoy el mate preferido de la gente, ya que la remite a sus tradiciones y costumbres, y le otorga un “sabor especial”.
Dimensión administrativa y productiva
En el aspecto administrativo, Calabacilla depende del Municipio de Estancia Grande, localidad de la que dista casi 9 km. Entre sus actividades productivas, predominan hoy la industria maderera, la cosecha del arándano, la ganadería.
“Madre Patria”, una expresión que mucho dice en relación con nuestra niñez
Una de las primeras edificaciones que observamos ni bien ingresamos en la zona urbanizada es la Escuela N° 22 “Madre Patria”. Se trata de una escuela de nivel primario, que fue fundada en el año 1924, próxima a festejar sus 100 años. Su director, el docente Cristian Dilda, nos manifiesta que cuentan actualmente con 206 alumnos. Se encuentra esta institución enmarcada en el programa de escuelas NINA, que consiste en la extensión de jornada en escuelas primarias, con la incorporación de actividades a contra-turno, con el fin de fortalecer el rendimiento académico y el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales, tales como clases de apoyo, aprendizaje de idiomas, talleres en el área artística, en el área tecnológica, entre otras.
Los jóvenes y adultos de la zona tienen también la posibilidad de cursar sus estudios secundarios en la Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos (ESJA), un anexo que corresponde a la Escuela Secundaria N° 20 “Simón Bolívar”, de la ciudad de Estancia Grande. Nos cuenta su rector, el Profesor Alejandro Marcone, que consta de tres cursos, primero, segundo y tercer año; y que su orientación es en Economía y Administración. En este momento concurren 50 alumnos, aproximadamente. Un gran beneficio para las personas que, en otra etapa de sus vidas, no han podido asistir a este nivel educativo, que les brinda herramientas para seguir creciendo en lo académico y en el desarrollo de sus potencialidades, de forma tal que puedan mejorar su desempeño como ser humano y como miembro de la comunidad donde se desenvuelven.
La simpleza y la magnificencia de las capillas rurales
Muy cerca del establecimiento escolar descubrimos la Capilla Sagrado Corazón, una edificación pequeña, seguramente por el reducido número de habitantes del lugar en la época de su fundación; pero espiritualmente grandiosa, apacible, reconfortante para quienes se acercan en busca de protección sagrada.
Depende de la Iglesia “San Isidro Labrador”, ubicada en la vecina ciudad de Puerto Yeruá, a unos 13 km más adelante. El párroco de esta comunidad es el Presbítero Pablo Andrés Méndez, desde el año 2018.
Las artesanas del lugar, sus habilidades y sus logros
En nuestro recorrido por la localidad, visitamos a la Sra. Silvia Anchetti, quien con orgullo nos manifestó que toda su vida había transcurrido allí. Se ha dedicado a las artesanías, y actualmente está al frente del taller de manualidades “Manos a la Obra”, en el Salón Comunitario Municipal, al que asisten personas de diferentes edades, dos veces por semana, por un espacio de dos horas cada vez.
Las tareas se efectúan con materiales diversos, por ejemplo, vidrios, plásticos, latas, papeles de diferente textura y espesor, telas, goma eva, etc. Una de las técnicas más empleadas es el reciclado, proceso de selección y conversión de elementos, que pueden ser botellas, tarros, ropa vieja, etc., con la finalidad de lograr nuevos productos. También se realizan costuras, tejidos a crochet, pinturas en tela.
Miles de producciones, cada una con su delicadeza, encanto y originalidad, pero sería imposible exponerlas a todas, solo por una cuestión de espacio de este medio. Desde nuestro lugar: ¡Felicitaciones, grandes artesanas!
Calabacilla, una ciudad que nace de la mano del ferrocarril, rodeada de calabacitas, con las que se fabricaba el mate -ese objeto que nos permite preparar la vieja y tradicional infusión que se ha transmitido de mayores a niños a través del tiempo-, que quedó suspendida sobre la ruta que une la autovía nacional con la pujante Puerto Yeruá, que quizás muchos citadinos ni siquiera sabrán de su existencia; pero que tiene una historia que su gente se encarga día a día de construir, su cultura, sus actividades económicas, su magnífico paisaje que aúna colores, sonidos, fragancias, que tiene todo lo que quienes se acercan pueden conocer, disfrutar, y guardar entre los preciados tesoros que nos regala nuestra bella provincia.
Agradecimientos: A la Sra. Silvia Anchetti, a la Sra. Claudina Esther Delfin, y a los docentes Cristian Dilba, Alejandro Marcone y César Coppini, por su colaboración en la elaboración de este artículo.
Textos y fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin
Cuando la belleza de un lugar está en lo simple y en el hacer de su gente…
Comenté de abuelos Romero y tios, también vivieron ahí los tios Pedro Boujon ( Peruco), tia Ema y nuestros primos. Tio Peruco trabajó en la zorra del ferrocarril
Calabacilla donde vivieron nuestros abuelos: don Poli Romero y dña Sara, además de tios como Oscar Romero (Cacho) y flia, Alfredo Miranda (Cacho) y flia y Enrique Romero en ese entonces soltero. Hermosos recuerdos de niñez en época de vacaciones y en Colonia Yerua los tios Jacobo Christiance y Felipa (Pita) Romero.
Felicitaciones revistaalmas!!lindo artículo q nos permite conocer la historia de localidades vecinas..Como “Calabacilla”..mis felicitaciones a los participantes del taller “Manos a la obra” por sus lindas producciones y a los padrinos del taller.. en especial a una colega la Sra.Gabriela Rodríguez!!.un abrazo!!
Que hermoso artículo!!
Hermosa labor la de reconocer estos lugares