Categorías

28 de octubre de 2025

revistaalmas.com

Lee desde otra perspectiva

Campamento Calá, Sitio Histórico Nacional

En Departamento Uruguay, un lugar que convoca a mucha gente por su reconstrucción en manos de personas comprometidas con los sucesos históricos del Siglo XIX
Campamento Calá, a pocos km de la ciudad de Rocamora, hacia el final de la calle Fulgencio Quirno. Se puede recorrer el majestuoso paisaje a orillas del Arroyo Calá, donde se han encontrado numerosos objetos de la época.

Con la finalidad de seguir conociendo nuestra provincia, Entre Ríos, su historia, su geografía, su cultura, su gente, visitamos el Departamento Uruguay, concretamente, la localidad de Rocamora, la que presentamos en nuestro artículo anterior.

Al oeste del Departamento Uruguay, a escasos km de la zona urbana de la localidad de Rocamora, donde confluyen el Río Gualeguay y el Arroyo Calá, se estableció  el Campamento Calá, centro de operaciones militares desde principios del Siglo XIX, espacio de preparación de las tropas que combatirían en distintos sucesos históricos nacionales.

Arroyo Calá, ejemplar de tortuga acuática, que forma parte del magnífico paisaje en el que flora y fauna se unen a la riqueza histórica del Rincón del Calá.

Para elaborar este escrito, acudimos a la obra “Rincón del Calá. Una historia dormida”, de Carlos Pastor Buet, reconocido autor comprometido con la investigación y difusión de hechos históricos relacionados con esta región.

Además, trabajamos con material que hemos descubierto en algunas páginas:  https://www.entrerios.gov.ar/cultura/; https://concepcionhistoriayturismo.com/ .

La superficie está poblada de árboles autóctonos, espinillo, tala, molle, ñandubay, entre otros. Hay sectores que no tienen vegetación, probablemente por haber sido perjudicados por incendios durante los cálidos veranos.

“El paisaje es memoria. Más allá de sus límites, el paisaje sostiene las huellas del pasado…”

Respecto de antiguos pobladores, el autor Carlos Buet explica que no consta la presencia de asentamientos de nativos que circulaban por ese rincón. Estos nómades eran  los Charrúas; y hace referencias a una leyenda, que dio el nombre al Arroyo Calá. Era este el nombre del hijo de un cacique que desapareció en las aguas del arroyo, su cuerpo nunca fue encontrado, y hay quienes dicen que desde entonces por las noches se escucha una voz que repite «Calá, Calá, Calá».

Con su fondo de arena, en los lugares más profundos, se podía apreciar un color azul, más intenso en el área donde el niño habría desaparecido. Ese espacio fue denominado “Pozo Azul”.

Rincón del Calá fue ocupado, en primer lugar, por Francisco Ramírez, quien ahí reunió una tropa de soldados que enfrentaría, en la zona de Gualeguaychú, a los hombres que desde Buenos Aires enviaba el Gral. Montes de Oca. Durante su estadía en este lugar, Ramírez había sido visitado por un joven que, años más tarde, también eligió el Rincón del Calá para armar su ejército, el que intentaría derrotar a Juan Manuel de Rosas. Se trataba de Justo José de Urquiza. Corría el año 1818.

Es Entre Ríos, escenario geográfico
Forjador de sueños de autonomías.
Tierra de historia;  de la Historia Grande,
Aquí: el guerrero, el estadista, el Federal;
El General Francisco Ramírez
Galopando la historia en Unión y Libertad.
Aquí el General Justo José de Urquiza
Redentor de: Constitución, Cultura, Progreso, Libertad.

 
(María Luisa Zaffaroni, “Entre Ríos”)

Senderos autoguiados con las respectivas indicaciones, y algunos espacios para quienes quisieran hacer una pausa en el extenso itinerario.

Un análisis exhaustivo de Carlos Buet nos indica que este lugar era “estratégico para un ejército de la época”, por su ubicación no tan cercana a ríos navegables, por donde podría recibir un ataque; pero con distancias más o menos equidistantes de importantes  localidades como Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Concordia, Bajada del Paraná. También, la posibilidad de obtener suficiente agua y alimento para los caballos, y para las reses, que constituían el alimento de toda la población.

Todo el lugar debidamente dispuesto por la Asociación Amigos del Campamento Calá, para un mejor trayecto de los visitantes.

En el año 1846, Urquiza y su ejército se instalaron en el Rincón del Calá, y desde allí, el General organizó la batalla contra el poder central de Juan Manuel de Rosas, convencido de que era la única opción ante desavenencias con esta gestión; cuando le habían otorgado los poderes sobre el puerto y las relaciones exteriores, y este no había cumplido.

Monumento al Gral. Justo José de Urquiza, en el ingreso del predio, como si aún siguiera al frente de un espacio desde el que fue gestor de ideas que se plasmaron en acciones trascendentales para la República Argentina.

El ejército estaba compuesto, en un principio, por unos 6000 soldados, que ocupaban una superficie de 100 hectáreas, aproximadamente, entre sus habitaciones, el espacio destinado a los caballos, y las instalaciones del batallón. Al finalizar la etapa de crecimiento, el número de soldados ascendió a 23000, que eran los que partirían a Buenos Aires.

Cada batalla librada por el Gral. Urquiza, consignada con la fecha respectiva.

Los oficiales enseñaban a los soldados todo lo inherente al manejo de armas; además, a leer y a escribir a quienes aún no habían aprendido. Al no contar con elementos necesarios, practicaban la escritura sobre el suelo de tierra, con un palito.

Urquiza instaló el cuartel general en el centro del campamento; e hizo construir piezas de adobe y techo de paja para sus habitaciones y oficina, estado mayor, comisaría, sala de armas, hospital, herrería, casa para los jefes y el capellán, polvorines, además de barracas, jabonería, panadería, pulpería, etc.

Antes, el Estado Mayor. Hoy, sede en ese lugar de la Asociación Amigos del Campamento Calá.

Con respecto al agua, para consumo e higiene se utilizaba la del arroyo; para estar más cerca, el Campamento se extendía a lo largo de este cauce de agua. Las lluvias intensas solían traer complicaciones, tanto para tareas como la faena de animales y el reparto de la carne, el traslado de mercaderías, como para transitar por diversos caminos. La crecida del arroyo constituía también un problema, ya que no había puentes para cruzar de un lado a otro.

Presencia de madrigueras de vizcachas; de ahí la denominación de este sector del recorrido “Sendero Las Vizcacheras”.

El polvorín era el espacio destinado al almacenamiento de la pólvora, para el que se construyó un sótano de aproximadamente tres metros de profundidad, por cuatro metros de ancho, y unos ocho de largo, cubierto por una bóveda de ladrillos. En este recinto, la pólvora se mantenía uniforme en cuanto a su temperatura, y se conservaba así este elemento vital para todas las armas de fuego.

El Polvorín, hoy con un techo protector, para que puedan acercarse todos los visitantes.

El camposanto fue ubicado, primeramente, a unos 200 metros de donde más tarde se edificaría el Polvorín; en ese sitio fueron sepultados los primeros muertos. Pero luego debió ser descartado, cuando una lluvia imponente derivó en la crecida del arroyo  y la consecuente inundación del lugar. Las siguientes sepulturas se harían donde hoy se encuentra el portón de entrada al cementerio.

Patria es la selva, es el oscuro nido,
La cruz del cementerio abandonado,
La voz de los clarines que ha rasgado
Con su flecha de bronce nuestro oído…

 
(Leopoldo Díaz, “Patria”)

El viejo cementerio, el que por muchos años fue descuidado, por esto, desaparecieron los antiguos registros; solo quedan algunas placas, y el recuerdo de familiares de aquellos difuntos que allí habían sido sepultados.

Cuando el Ejército Grande partió hacia Buenos Aires, el número de habitantes del Campamento Calá se redujo considerablemente, razón por la cual también se redujeron las sepulturas. Y a partir del asesinato de Urquiza, que implicó un tremendo golpe para los lugareños, al destruir todo lo que servía para el ejército, para que no fuera tomado por los asesinos, todo entró en un estado de abandono. Sin embargo, los pocos soldados que ahí permanecían, junto a sus familias, y algunas personas que habitaban los alrededores, tenían la necesidad de enterrar a sus difuntos en ese solitario cementerio, que parecía que se negaba a desaparecer.

En el ingreso al Camposanto, un reconocimiento a tantos héroes anónimos, que dieron su vida por lealtad a su patria.

La sangre de los hermanos
Que amamos y ya no están…
De nuestros muertos queridos
Que nunca nos dejarán
De los que dieron la vida
Porque amaron de verdad…
Los que eligieron morirse
Por no saber traicionar…
Los que encontraron la muerte
Buscando la libertad…

 
(Julián Zini, “Compadre, ¿qué tiene el vino?”)

Seis años más tarde del fallecimiento del Gral. Urquiza, cuando Colonia Rocamora fue fundada, sus nuevos vecinos, inmigrantes muchos de ellos, tuvieron también la necesidad de sepultar a sus seres queridos fallecidos, por lo que comenzaron a trabajar por la conservación y el cuidado del cementerio.

La paz, más allá de la tristeza, es todo lo que este sagrado espacio logra transmitirnos.

El Campamento Calá, luego de la Batalla de Caseros, que culminó con la victoria del Ejército Grande, tenía novedades, entre ellas que el Gral. Justo José de Urquiza ya no viviría ahí, que los soldados se iban desconcentrando y quedaba un número reducido en comparación con lo que había sido antes de viajar a Buenos Aires. Se daría inicio a la nueva misión, un cuartel escuela de la República, lugar elegido por algunas familias para que estudiaran sus hijos. Un período de calma, solo interrumpido por la convocatoria de soldados para que participaran en la Batalla de Cepeda. Continuaron posteriormente las convocatorias, para Pavón primero, y para la Guerra con el Paraguay después.

Campamento Calá, un sitio casi oculto en la provincia de Entre Ríos, hoy declarado  “Lugar Histórico”. Allí, donde se hilvanaron cuestiones inherentes a un proceso de enorme relevancia para nuestro país.

Años más tarde, Urquiza asignó tierras en el área del Arroyo Calá, para su explotación, a Manuel Basavilbaso, al igual que a Eustaquio Medina, colaborador en épocas del cuartel. Y así, en un clima apacible, el Campamento llegó a 1870, cuando se produjo el asesinato del General Urquiza en el Palacio San José. Los soldados que aún permanecían en el Rincón del Calá quedaron prácticamente a la deriva, fue ahí cuando el Gobernador Febre decidió otorgarles terrenos para que pudieran asentarse. Con estos acontecimientos surgió Colonia Rocamora.

Retrato del Gobernador Ramón Febre (1875-1879), ubicado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Paraná.

Solo un pequeño espacio de lo que había sido el Campamento Calá permaneció. Se retiraron varios elementos del cuartel, entre ellos materiales de las antiguas construcciones, que fueron vendidos. Un cañón de fundición de unos 200 kilos, que había surgido durante el desmantelamiento de estas edificaciones, fue llevado a una chacra donde terminó  abandonado, hasta que fue rescatado, puesto en valor y ubicado frente al monumento al Gral. Urquiza. En determinado momento, un hombre, cuyos padres eran rocamorenses, le fabricó una cureña.

“¡Oh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas! ¡Pueblo, que en un recodo de mi alma te pierdes!” Con estos versos del poeta español Juan Ramón Jiménez, presentamos este legendario medio de locomoción, de los pocos que en esos tiempos había.

Pasaron muchos años y, por circunstancias diversas, este lugar permaneció en estado de abandono, hasta que hace una década, más o menos, un grupo de personas entendió que la puesta en valor de este sitio histórico tan importante era el mejor proyecto. Y así, se trazó un sendero con el fin de que todos pudiesen caminar seguros y disfrutar de un espacio colmado de historia argentina. En cuanto a los restos del Polvorín, se construyó un techo para su protección. Nació así la Asociación Amigos del Campamento Calá. El Profesor Gastón Buet es actualmente su presidente.

Yo me quedé en mi pueblo
En el aire de Entre Ríos
En ese pago tan mío
Como el suyo lo es de usted.

 
(José Ramírez, “Mi Pueblo Entrerriano”)

Para que cada caminante pueda evaluar su rendimiento, carteles con datos precisos  del sendero que transita. Detalles que mucho dicen de la gran responsabilidad de quienes han planificado jornadas de disfrute y aprendizaje.

Hoy Calá es un predio que puede ser visitado en cualquier momento. Se realizan visitas guiadas, para que el público en general, delegaciones escolares y contingentes de turistas tengan la opción de conocer un fragmento relevante de nuestra historia. Además, se ha hecho hincapié en la conservación del monte y especies de vegetación nativa, y de la fauna autóctona.

La Asociación Amigos del Campamento Calá está presente en las redes sociales Facebook e Instagram, para comunicarse por visitas o por cualquier inquietud.

Los actos por el Aniversario de la Batalla de Caseros, día 03 de febrero, y por el Nacimiento del Gral. Urquiza, día 18 de octubre, han comenzado a realizarse en este lugar. (Gentileza Comuna de Rocamora).

El martillo y el hacha carguemos
«y decidan la acción nuevos bríos
para hacer de la heroíca Entre Ríos
«la Entre Ríos que Urquiza soñó».

 
(Isidoro Rossi, “Marcha de Entre Ríos”)

La Asociación Amigos del Campamento Calá ha asumido la responsabilidad de divulgar el ideario y el accionar del Gral. Justo José de Urquiza, Primer Presidente Constitucional de la República Argentina.

Para finalizar, queremos destacar el trabajo intenso de esta Asociación, que demuestra un gran compromiso con la historia de nuestra nación, puesto de manifiesto en la exploración, recuperación y conservación de este espacio tan significativo desde el cual hombres de otros tiempos, pero con el mismo compromiso, han luchado con valor, osadía, y con convicciones claras, por ideales que beneficiarían a la patria.

Texto y selección de fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin