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21 de diciembre de 2024

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El Viejo Roble, un establecimiento que desafía el paso del tiempo

En La Criolla, con la misma solidez que ese antiguo árbol que lo vio crecer
“El Viejo Roble”, un letrero artesanal que se transforma en la carta de presentación, que nos indica el camino hacia este prestigioso establecimiento productivo.

Una vez más la pujante localidad de La Criolla nos motivó a visitarla y fue en esta oportunidad “El Viejo Roble”, una entidad que lleva 26 años de producción frutícola. Desfilan por ella citrus, duraznos, nueces pecanas, arándanos, boysenberries (un híbrido entre zarzamora y frambuesa).

La Criolla, la localidad entrerriana que con el esfuerzo y el tesón de su gente se ganó el título de “Capital del Arándano”.

“Gestionar proyectos es la disciplina de planificar, organizar y gestionar recursos para cumplir con los objetivos específicos”.
 
(Peter Drucker)

Boysenberries, surgieron en los años 20 del siglo pasado, a partir de los experimentos de Rudolph Boysen en Napa, California. Visualmente es una fruta parecida a la mora.

Con amabilidad nos recibió Graciela Taylor, la propietaria de la empresa, quien orgullosamente, y con mucho entusiasmo, nos habló de todo el trabajo, desde los inicios, cuando allá por 1996 arribó al lugar junto a su esposo Miguel, que se desempeñaba como administrador rural, con un proyecto en mano y muchos sueños que colmaban su alma.

Graciela Taylor, en su lugar, en ese amado espacio de producción que desde hace más de 20 años constituye su mundo, allí vive, trabaja, y transmite sus conocimientos con pasión y alegría.

En primer lugar, efectuamos un recorrido por el predio, cuidadosamente ordenado, donde cada árbol, cada plantación, cada porción de tierra, constituye una partecita ejemplar de un todo armónico, en el que la exuberancia, el color, la calidad y la calidez, dicen presente en cada espacio.

Un jardín que se suma y forma parte también de la magnífica composición del predio, como si de una obra artística se tratara.

Nos detuvimos, absortos casi, junto a ese viejo roble, que según profesionales de la agronomía, ronda los 200 años, que vive en comunión con todo lo que allí se cultiva, que irradia su belleza natural y contagia su fortaleza y su resistencia.

“El Viejo Roble”, erguido, imperturbable, testigo fiel de todo el proceso evolutivo de una institución que no detiene su andar; patrimonio natural de ese mágico espacio en el que se une a una voluntad humana inquebrantable.

“Eres: manantial, río, ala, vuelo, camino, ensueño.
¡No dejes que mueran tus sueños!”

 
(María Luisa Zaffaroni)

Un largo recorrido nos condujo hacia la base productiva del establecimiento, el citrus, en particular, la naranja; también hubo temporadas de siembra de limón -nos contaba Graciela-, pero en el año 2012, debido a heladas de cierta magnitud, la pérdida de la fruta fue total. Una situación compleja que, sin embargo, no los amedrentó y, con el mismo empeño de siempre, siguieron trabajando.

Plantaciones de citrus, base de la entidad productiva, desde sus inicios.

Indefectiblemente, en nuestra charla surgió la problemática de estas pérdidas, como antes había sucedido con el durazno; en este caso, por las copiosas lluvias en época de primavera, en detrimento de la rentabilidad. Solo el trabajo arduo, intenso, les permitió la recuperación.

“No se puede cambiar el viento, pero se pueden ajustar las velas para llegar al destino”.
 
(Jimmy Dean)

“A veces desde afuera puede parecer que todo es positivo, sin embargo, son muchos los obstáculos que una empresa productiva atraviesa”, expresiones de Graciela que relacionaba no solo con las inclemencias del tiempo, teniendo en cuenta que cada estación tiene sus peculiaridades, sino también con la presencia de plagas, organismos nocivos que pueden causar daños a las plantas. Para ello es necesario el empleo de pesticidas que, según la especie, la clase de plaga, y la época del año en que aparezca, se determina su aplicación.

Una mañana gris que no opaca toda la belleza que una de tantas imágenes de “El Viejo Roble” brinda.

Respecto de las heladas, tan frecuentes y con efectos tan adversos en las plantaciones, nos explicaba la productora, el control de este fenómeno meteorológico, particularmente en el arándano.

Arándanos, una fruta pequeña con enormes beneficios para la salud. Fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes.

Por estudios de científicos americanos, se pudo descubrir que una forma de defender la fruta chiquita era poniéndole regadores altos, de un tamaño superior al de la planta; al enviarle agua durante toda la noche, esta se convertía a 0° en hielo, cuando a la intemperie podía llegar a -5°, entonces formaba toda una cobertura de hielo alrededor de la planta entera, que incluía las ramas y la frutita que iba creciendo. Con esto se lograba que la temperatura no descendiera tanto, que se mantuviera entre 0° y -1°, lo que era tolerado por la fruta. Y así, en invierno, cuando se está formando la fruta, constituye este un método para protegerla. Al día siguiente, cuando el sol asoma, el hielo comienza a derretirse y no hay daños ni en la planta ni en la fruta.

Plantación de arándanos, en la imagen prácticamente no se observa la fruta, ya que entre los meses de septiembre y noviembre se realiza la cosecha, cuando se encuentra en su mejor momento.

Más allá de estos escollos, pudimos apreciar un establecimiento que se destaca en todas sus dimensiones. Y constituye uno de los puntos meritorios la planificación de visitas guiadas, con una duración estimativa de dos horas, en las que Graciela, con su particular forma de comunicación, que refleja su formación docente, conduce un recorrido por todo el predio. Primeramente les cuenta su historia, qué frutales se cultivan, cómo se los cuida, cómo se debe retirarlos; va explicando así características de cada proceso productivo, el cual se encuentra en una fase concreta según la época del año en que se realiza la visita. Si es momento de cosechar, los participantes podrán disfrutar de esta experiencia en citrus o frutos rojos.

Aspectos como la poda, las fumigaciones, el riego, el uso de maquinarias y los avances tecnológicos, incorpora Graciela en su trayecto.

Durante el otoño comienzan a abrirse las primeras nueces, frutos secos ideales para incorporarlos a nuestra alimentación, ricos en proteínas, vitaminas, minerales y fibras. (Gentileza “El Viejo Roble”).

La actividad finaliza con el arribo a un espacio de venta de productos y subproductos elaborados por emprendedores de la zona, como jugos y mermeladas frutales, barritas de cereales con arándonos deshidratados, entre otros.

Mermelada frutal, una de tantas delicias que se elaboran con el sello de la empresa. (Gentileza “El Viejo Roble”).

Nos hizo referencia Graciela a otro proyecto que se enmarca dentro de las visitas guiadas, en relación con un espacio que contiene un mix de árboles frutales, entre los que se encuentran una higuera, durazneros, ciruelos, membrillos, perales, manzanos y almendros; se explica en cada uno de ellos la etapa del proceso productivo que en ese momento atraviesa.

Mix de árboles frutales, para que el visitante pueda conocer sus cualidades, su belleza y su rédito.

Numerosos contingentes, de diferentes lugares de la región y del país se acercan durante todo el año a conocer El Viejo Roble, y en particular, varias delegaciones escolares, de distintos niveles y modalidades, ya que se trata de un espacio significativo de aprendizaje y de entretenimiento.  Nos comentaba Graciela que los chicos hacen varias preguntas y les entusiasma mucho la idea de cosechar y probar la fruta. Han visitado la finca delegaciones de Salta, Jujuy, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Neuquén, entre otras provincias.

No podemos dejar de sumarla a nuestro artículo, Goldie, leal compañera en nuestro recorrido, inquieta, con tiempos diferentes del nuestro, se disponía de todos modos a esperarnos.

Queremos aclarar a nuestros lectores que estas visitas se llevan a cabo por medio de una reserva previa, que se puede efectuar a través de las redes sociales Facebook e Instagram: El Viejo Roble, o del teléfono 0345 15-625-5254.

Graciela Taylor nació en Buenos Aires, vivió en varias provincias; en Mercedes (Corrientes) obtuvo el título de Maestra Normal Nacional, una vocación que pudo desarrollar a través de este proyecto de Turismo Rural, las visitas guiadas, un beneficioso intercambio con quienes se acercan a conocer El Viejo Roble. (Gentileza “El Viejo Roble”).

“Y serán buenos tus días si has aprendido
la lección de la tierra
porque en ella está el secreto de la vida”.
 
(Isabel Castellán)

Tres aristas se sumaron a nuestro diálogo con la propietaria de este espacio, la productiva, la turística, y la comercial. Esta última tiene muchos aspectos por analizar, por ejemplo las posibilidades del mercado, las necesidades y las preferencias del consumidor, los costos de elaboración y de venta del producto, las probabilidades de exportación, las formas de difusión, los canales de distribución, etc.

“Solo la semilla que rompe su cáscara es capaz de atreverse a la aventura de la vida”.
 
(Khalil Gibran)

La cosecha, y esa particular sensación que genera el observar que ya está la fruta entre nosotros, y sigue su curso. (Gentileza “El Viejo Roble”).

“No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la que por no morir bajo la tierra renuncia a la vida”.
 
(Juan René Trossero)

Para finalizar…

            El Viejo Roble, un establecimiento que luce toda su producción frutícola, que refleja el tiempo de proyectos, de trabajo intenso, de superación de obstáculos, de obtención de logros, de una evaluación profunda de todo lo allí realizado y de la posibilidad de nuevos desafíos.

            La Sra. Graciela Taylor nos habla con plena convicción de haber tomado la certera decisión de elegir este lugar, esta provincia, para desarrollar todo lo que junto a su esposo habían planificado, más allá de algunas renuncias que hay que aceptar cuando la familia se propone objetivos para su vida. Peregrina de nuestro país, al haber vivido en diferentes provincias, entrerriana por opción; docente por formación, que en cada instante de su discurso percibimos; productora, con todos los retos que ello implica; y voluntaria social, que participa activamente en la Fundación de Cuidados Paliativos de la ciudad de Concordia, que se encuentra a 20 km aproximadamente de La Criolla.

            Su palabra y su obra son de optimismo, de esperanza, visibles son las pruebas si recorremos esta entidad productiva, que valora la naturaleza, su potencial productivo y todo lo que en ella podemos emprender.

Agradecimientos: A la Sra. Graciela Taylor, por su amabilidad, su gentileza y su tiempo, para acompañarnos en la elaboración de esta nota. A la Sra. Ana Reeschuch, por su colaboración siempre que acudimos a ella.

Texto y fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin