Áreas y accesos a la colonia
Mucho por decir tendríamos sobre Colonia Ayuí, un sector urbanizado que refleja un crecimiento importante, un área rural, y una zona que limita con las orillas del río Uruguay.
Si bien tenemos hoy dos posibilidades de acceder a la colonia, que se encuentra a unos 25 km de la ciudad de Concordia, nosotros preferimos siempre tomar la “ruta vieja”, llamada así porque había sido la primera, la única por la cual se ingresaba durante mucho tiempo; lo hacemos a sabiendas de la exuberante vegetación que bordea el camino. Y el camino alternativo surge cuando procedemos desde la Autovía Nacional 14.
Reseña histórica
Los primeros pobladores de la región se habían instalado por medio de loteos efectuados por el gobierno provincial entre los años 1930 y 1940. Respecto de los asentamientos, podemos reconocer dos períodos, en relación con las actividades productivas de la zona. El primero, ante las posibilidades de trabajos agrarios; el segundo, a partir de la instalación del Aserradero “9 de Julio”, a cargo de Don Próspero Bovino, en la década del 70, con el fin de fabricar envases para la fruta cítrica, y que se mantuvo hasta 1993 en que debió cerrar, ya que las exigencias del mercado sobre el envase para exportación de frutas fueron modificadas y, más allá de intentar otras actividades, la empresa no sobrevivió, con la consabida problemática que ello acarreó.
Era Próspero Bovino un joven uruguayo, que a los 19 años se había trasladado a Buenos Aires, y años más tarde a Entre Ríos, en busca de mandarinas para revender, hasta que logró la instalación de su primera quinta en la zona de Puerto Yeruá, y en el año1942, lo hizo en Colonia Ayuí. Había adquirido dos estancias, una se llamaba “La Colonia”, a la que él llamó “9 de Julio”, posiblemente por la fecha de compra; y la otra “La Lata”; ambas pertenecían a sucesores del Gral. Urquiza. Por estas denominaciones, por aquellos años, la localidad era conocida como Colonia “La Lata”.
Gracias a la gentileza de la Sra. Belén Serrano, a cargo del Área de Cultura del municipio, tuvimos acceso a material investigativo que la institución posee sobre la fundación del poblado. También pudimos leer el libro “Colonia Ayuí: un pueblo… una historia”, de la docente y escritora Sonia Mabel Barral, una obra significativa para la localidad y sus pobladores, que rescata la historia de la colonia, publicada en el año 2008.
No consta con precisión la fecha de fundación de Colonia Ayuí; sin embargo, esta bibliografía sugiere que se podría considerar como tal la fecha en que fue inaugurada la Escuela N° 16 “Manuel Pacífico Antequeda”, el 25 de mayo de 1944, debido a que se trata de la primera entidad pública responsable de la socialización y alfabetización de sus habitantes. El Sr. Próspero Bovino fue quien donó el terreno y los materiales para la construcción del edificio escolar actual.
Las instituciones educativas hoy
Actualmente, la Escuela N° 16 tiene un edificio amplio, que se aprecia en óptimas condiciones, llamativo y pintoresco, como tantos espacios de la localidad. Imaginamos allí el ingreso y la salida de tantos niños y adolescentes, que en muchos casos han tenido la escuela, no solo como el espacio de formación académica, sino como el único lugar de socialización, esparcimiento y diversión.
La comunidad cuenta también con una escuela de nivel secundario, lo que permite que los adolescentes permanezcan con sus familias al menos hasta adquirir la mayoría de edad, por un lado; y por otro, la posibilidad de que jóvenes y adultos que antes no pudieron, hoy puedan completar su escolaridad media.
Pudimos dialogar con la Sra. Rectora Prof. Silvana Verón, y con la Prof. Jésica Petelín, quienes amablemente nos entregaron una reseña de la institución.
Se crea la Escuela Provincial de Nivel Medio N° 143 el 26 de marzo de 1999, a partir de la implementación del tercer ciclo de la Educación General Básica (EGB). Esa primera promoción egresó con el título de Bachilleres con Orientación en Ciencias de la Alimentación.
Posteriormente se definió, por votación de los miembros de la comunidad educativa, el nombre de “Azahares del Ayuí”, como símbolo de una zafra abundante, que genera beneficios para toda la localidad.
En el año 2009 pasa a llamarse Escuela Secundaria N° 13. Y un año más tarde, debido a la Re-significación de la Escuela Secundaria, se conformó el Ciclo Básico Común, y se determinó la orientación en Humanidades y Ciencias Sociales; y en 2016, una segunda orientación, Economía y Administración, puesto que los egresados, además de la carrera docente, optaban por carreras relacionadas con esta área, además de la demanda de la región en personas capacitadas para actividades en empresas que allí se instalaban.
En cuanto a la educación de adultos, en el año 2003 se crea el Bachillerato Acelerado Para Adultos, con el título de Bachilleres en Gestión y Administración de Pequeñas y Medianas Empresas. Y recién en el año 2008 se logra la reapertura, y se aprueba más tarde la orientación en Economía y Administración.
Presencia de Artigas, de Mitre, de los sucesores de Urquiza
Un largo recorrido de cruces, campamentos, estadías, conforman la historia de la colonia, como la llegada de Artigas y su gente a raíz de su éxodo en 1811, el campamento de tropas de Bartolomé Mitre, en sus preparativos para la Guerra de la Triple Alianza en 1865, la presencia de Flora Urquiza de Soler, cuyo padre había adquirido fincas en el lugar.
Permanecieron estas tierras varios años en litigio, entre la familia Urquiza y el Municipio de la ciudad de Concordia, hasta que al resolverse la situación, pasaron a pertenecer al Gobierno de la provincia de Entre Ríos, loteadas y puestas a la venta. A partir de ahí, con mochilas cargadas de sueños y proyectos arribaron hombres y mujeres de diferentes lugares dispuestos a trabajar la tierra. Corría el año 1930.
Se conserva aún en la colonia una residencia, que era amplia, con varias dependencias, parques y jardines con la más variada vegetación, que había sido inaugurada en 1920 por Julio César de Urquiza, nieto del prócer entrerriano que había sido asesinado en el año 1870.
A partir de la década del 50, la población comienza a asentarse en terrenos fiscales, que se ubicaban donde es hoy la Avda. Patria y se encuentra concentrada la zona urbana. A medida que fueron pasando los años, el número de pobladores fue creciendo, al igual que las actividades productivas.
El arribo desde la “ruta vieja”
Tres puentes, antiguos pero con la misma misión desde su creación, indispensables para poder avanzar, permiten concentrar una tupida y frondosa plantación, imponente a la vista del transeúnte, con una dignidad que enaltece toda la gama de verdes de nuestra provincia, y conectan en un magnífico desenlace con el cielo azul y diáfano de esas latitudes.
En la zona urbanizada, una imagen de San Ramón, el Santo Patrono de la localidad, desde su ermita nos da la bienvenida y nos transmite una sensación de paz, que se completa ni bien descubrimos, sobre un predio prolijo y de intenso verdor, la Capilla San Ramón, pequeña en su aspecto material, pero con la impresión de querer albergar y proteger a todo peregrino que se acerca a expresar su fe, su religiosidad o, simplemente, a conocerla y admirarla como la enorme obra de arte que acredita ser. La cruz y el campanario fusionan el mundo espiritual con el mundo artístico.
Cuando avanzamos, podemos apreciar una localidad atractiva, prolija, colorida, que demuestra que sus habitantes fueron haciendo crecer este poblado, pujante, con oportunidades para quienes quisieron allí establecerse y convertirlo en su lugar.
La calle principal, dividida por un espacio de césped, plantas y flores, que la transforman en avenida, concentra viviendas, instituciones y negocios de diferentes ramos. Al comenzar esa área parquizada, un monumento similar a un altar presenta un evangelio abierto en una página, que consigna una cita de San Juan; bancos a los costados invitan a permanecer por una oración o un momento de meditación.
Más adelante, un sitio de recreación, en el que pueden efectuar actividad física personas de todas las edades. Alrededor, pinos, eucaliptos, ceibos, árboles cítricos y las más diversas plantaciones. En el mismo espacio, una pintura que presenta un reconocimiento a la mujer en su día.
Ya hacia el final de la zona urbana, o el comienzo, en caso de que el ingreso a la ciudad sea desde la autovía, el célebre “Monumento al cosechero”, un hombre y una mujer, que portan sendos canastos de naranjas, y que junto a su pequeño hijo completan un cuadro familiar con regocijados rostros, ante la satisfacción de la tarea cumplida. Adelante, como carta de presentación, el nombre de la localidad, “Colonia Ayuí”, para quienes ingresan por la Autovía RN 14.
Organización administrativa
En cuanto a su organización administrativa, en primer término el lugar fue un centro rural de población, con una Junta de Gobierno creada en el año 1985; un año más tarde se fijó la planta urbana. En 1991, se creó el municipio de segunda categoría, a partir de la información que arrojaron los censos respectivos; y veinte años más tarde, el municipio de categoría única. (Fuente: coloniaayui.gov.ar)
Cuenta la localidad con un número estimativo de 4.000 habitantes. El cultivo de citrus y de arándanos forma parte hoy de sus principales actividades productivas, junto con la ganadería, la apicultura y la industria maderera.
Lago Salto Grande, el gran atractivo turístico
Al dirigirnos hacia la zona que limita con el lago de Salto Grande, un paisaje que amalgama cielo, nubes, río, árboles, flores, garzas, patos y pájaros, nos satura el alma y nos impregna de imágenes soberbias, de espléndidos sonidos y susurros, y de las más exquisitas y generosas fragancias, a tierra, a pasto, a perfume de flores y de frutos.
Viviendas en diferentes estilos arquitectónicos, diseñadas para turistas y visitantes que deseen permanecer un tiempo en el lugar; embarcaciones diversas, con el fin de disfrutar de un paseo por aguas del lago de Salto Grande, en algunos casos, y de la pesca en otros, completan ese paisaje característico de la zona.
De regreso hacia la Autovía 14
Cuando avanzamos por el camino que nos conduce a la autovía, vislumbramos hacia la mitad de un terreno una casa, antigua pero atractiva, de esas que aparecían siempre en los relatos camperos, o que veíamos en las ilustraciones de cuentos infantiles, el clásico molino al lado, dos palmeras al frente, un ibirapitá que en plena etapa de floración luce magnífico, y un bosque de eucaliptos al fondo, elevan a la perfección ese cuadro, fusión de naturaleza y producción arquitectónica, que seguramente inspirará al artista a componer una obra magistral.
Imposible no detenernos ante sublime paisaje, y una de tantas veces, mientras observábamos cada detalle y tomábamos cuantas imágenes podíamos con la cámara fotográfica, descubrimos una silueta femenina que, desde cierta distancia, se nos acercaba. Reconocimos en ella a una mujer, joven aún, que se aproximaba con el fin de auxiliarnos. Y se generó con ella una conversación amena, agradable, en la que nos refirió detalles de su actividad en ese campo, su trabajo con animales, sus cuidados y alimentación, el pastoreo, y una sucesión de temas que se fueron encadenando, y en los que fue intercalando aspectos de su vida personal. La vida la había obligado a ser fuerte, por eso el esfuerzo, la abnegación y el compromiso eran sus continuos estandartes.
Y como ella, seguramente muchos seres humanos en ese poblado que a través de estos valores fueron haciéndolo crecer, y mejorar, día a día.
Y como nos viene sucediendo con cada espacio que visitamos, volvemos siempre que podemos a Colonia Ayuí, a seguir disfrutando, de su paisaje, de las maravillas del lago, de sus calles arboladas, de su cultura, de su historia, de su gente, que la enriquece, que lucha cada día por una ciudad mejor, y que luego con orgullo, la muestra al visitante.
Agradecimientos: A Claudia Scarzello y Belén Serrano, del Municipio de Colonia Ayuí; a la escritora Sonia Barral; a Patricia Martínez; a las Profesoras Silvana Verón y Jésica Petelín, a todas muchas gracias por su valioso aporte para la elaboración de este artículo.
Texto y fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin
Cautivante artículo. Sin dudas, un lugar encantador.
Felicitaciones.
Enriquece al lector en cada presentacion.