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15 de octubre de 2025

revistaalmas.com

Lee desde otra perspectiva

Alfabetizar en los barrios: Letras que cambian vidas.

La barrera del analfabetismo en Concordia: una deuda pendiente por años y un obstáculo para el desarrollo personal, social y económico.

“Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir para siempre.”
Mahatma Gandhi

El analfabetismo representa una de las principales barreras para el desarrollo personal, social y económico de una persona. En Concordia, la deuda educativa se ha profundizado a lo largo de los años. Según los datos recopilados por el Programa Relevar en 2024, aproximadamente dos mil personas, entre analfabetos completos y funcionales, viven en esta ciudad.

El flyers que elaboraron las alfabetizadoras para dar a conocer la tarea.

El proyecto “Aprender sin límites”

Para comenzar a dar respuesta a la problemática del analfabetismo, desde abril de este año la Subsecretaría de Cultura y Educación implementó el programa “Aprender sin límites” (del cual se irán brindando más detalles en futuras publicaciones), hoy a cargo de la Prof. Nélida Amam. Este programa tiene como objetivo proporcionar todas las herramientas necesarias como cuadernillos secuenciados y adaptados para el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje de los adultos y un cuadernillo para el alfabetizador. También útiles y bibliotecas en cada espacio de trabajo.

El Programa Aprender sin Límites facilitó el material para la tarea.

Superar el sentimiento de vergüenza y miedo

Una de las tareas más difíciles de quienes salieron a encontrarse con los analfabetos fue convencerlos de que esta era una gran oportunidad. Aparece la vergüenza, especialmente cuando se comparan con otros o cuando se sienten “menos capaces”. También aparece el temor a ser juzgados y humillados porque se imaginan en situaciones donde el maestro les requiera leer o escribir. Por eso, la decisión para ellos no es fácil y necesitan más de una visita del alfabetizador para cambiar de opinión.

La miseria es una mordaza que traba la lengua y golpea al corazón.
José Ingenieros

El recorrido por los barrios para llegar a cada persona y convencerla de la necesidad de estudiar.

El SUM “Los Gurises” del barrio Sarmiento

Tras varias visitas al SUM “Los Gurises” del barrio Sarmiento, tuvimos la oportunidad de conocer a los asistentes a las clases de alfabetización en este lugar y la labor educativa que allí se lleva a cabo.

Gabi y Rosa recorriendo los barrios para llegar a cada una de las personas.

Gabriela Patricia López, la alfabetizadora, es profesora en enseñanza primaria desde hace varios años. Gabi, como la llaman sus alumnos, desempeña su tarea con gran paciencia y dedicación. Sus estudiantes tienen diversas condiciones, por lo que requieren una enseñanza personalizada, adaptada a sus capacidades de aprendizaje.

La concentración, el empeño y las ganas de superarse en una imagen.

 Algunos de los casos más complejos incluyen a Fabricio, quien presenta un retraso madurativo; Milagros (Mili), que tiene síndrome de Down; y Noemí, quien se recupera lentamente de una parálisis cerebral.

Fabricio y Noemí a pesar de las adversidades de la vida ponen un tesón inquebrantable.

El resto de los alumnos, de diferentes edades, presenta algunos o ningún conocimiento, y dificultades de aprendizaje que responden a diversos factores, lo que hace que su proceso de aprendizaje y evolución dependan del empeño de cada uno para sortear sus propios límites.

Mili (Foto de medio), con síndrome de Down y problemas en su vista, trabaja con increíble prolijidad junto a sus compañeros.

“Me sacaron de la escuela para trabajar”

Una de las frases más comunes entre los adultos es: “Me sacaron de la escuela para trabajar”. Ese fue el caso de Soledad: “Mis padres me sacaron de la escuela en primer grado para trabajar con mis hermanos. En esa época se embolsaban huesos para llevarlos a triturar, y luego se usaban para abono o alimento”. Hoy, a sus 43 años, Soledad siente que finalmente está frente a la posibilidad de completar su aprendizaje, y esto la llena de esperanza y alegría.

El grupo de Gabi en la despedida de estudiantes del Profesorado de Jardín de Infantes.

“No sabía firmar ni escribir mi nombre”

Es el caso de Estefanía, quien nunca fue enviada a la escuela. Su mayor angustia era no poder escribir su nombre ni firmar los papeles cuando un trámite lo requería. Para ella, el poder aprender y experimentar ese cambio fue una gran emoción. El impacto personal de no haber recibido ninguna enseñanza es profundo, y resulta increíble para muchos, especialmente en pleno siglo XXI.

Estefanía (indumentaria gris) se muestra orgullosa por su decisión y por su progreso en las clases.

El analfabetismo no solo afecta la autoestima y la salud mental de las personas, sino que también limita su acceso a información esencial. Muchas personas analfabetas sienten temor a ser descubiertas o juzgadas. Evitan situaciones donde se requiera leer o escribir (como llenar formularios o leer carteles) por miedo a ser humilladas.

Cuando su circunstancia de vida lo exige y deben finalmente reconocer que no pueden leer, se mezclan sentimientos de vergüenza, frustración y tristeza. Se sienten vulnerables y se profundiza el dolor por la exclusión social que representa la problemática.

Fabricio y Noemí encontraron un espacio en el barrio donde pueden aprender, socializar y donde sus discapacidades no son una barrera para disfrutar el momento.

A pesar de la salud y el trabajo, las ganas están

Francisco, a sus 65 años y a pesar de su duro trabajo de albañil —que a su edad le trae serios problemas de salud—, asiste esporádicamente. Los motivos de su deseo de asistir los encuentra en la vida diaria, donde sus escasos conocimientos lo limitan cuando desea acceder a la posibilidad de informarse o participar plenamente en sociedad. Además, la apertura del centro a todas las personas le permite acceder a un espacio donde no solo aprende, sino que puede relacionarse con otros que también aspiran a superarse.

Su asistencia es esporádica por problemas de salud pero no deja de asistir cuando puede.

No solo se trata de aprender a leer y a escribir

Gabi, la maestra, trabaja en todos los aspectos en el salón de alfabetización y da importancia a la socialización de una manera muy especial. Por eso, ha logrado que el compañerismo, la empatía y el deseo compartido de superación se sientan en el ambiente.

Gabi y una de sus tradicionales selfies para incluir a todos.

Allí se construyen lazos basados en el respeto, la comprensión y la ayuda mutua.
Se sienten comprendidos y acompañados, pierden el miedo a equivocarse y se animan a participar más, tanto dentro como fuera del aula. Por ello, anotarse para el paseo que se realizó el Día de la Alfabetización produjo una gran expectativa y alegría contagiosa. Esto mejoró su confianza y continúa facilitando la comunicación.

El paseo y el encuentro con compañeros de otros centros de alfabetización fue un momento donde disfrutaron a pleno.

En todos los momentos se comparten historias de vida, costumbres, saberes populares y valores. Esto genera un aprendizaje no solo académico, sino también humano y cultural.

El sentido de pertenencia y la alegría de compartir

El centro se convierte en un lugar donde se sienten aceptados, reconocidos y parte de una comunidad. Festejar el cumpleaños de cada uno de los integrantes es una de las acciones que más favorece la autoestima y el sentido de pertenencia de quienes asisten al lugar.

La felicidad de Fabricio en el festejo de su cumpleaños y el acompañamiento del grupo que celebra junto a él.

Por un lado, esa pertenencia contribuye a romper el aislamiento que muchos sufrían antes de comenzar a estudiar y, por otro, es uno de los mejores estímulos de Gabi para que continúen asistiendo, como es el caso de Fabricio, quien tiene asistencia perfecta.

Esperanza y deseo de superación

Para finalizar, creemos que, a pesar de las dificultades, muchas personas que no pudieron asistir a la escuela o no pudieron completar sus estudios sienten un fuerte deseo de aprender. Cuando tienen la oportunidad de acceder a la educación, aparece la esperanza, el orgullo y la alegría de poder lograr algo que antes parecía imposible.

“El conocimiento es poder. La información es liberadora. La educación es la premisa del progreso, en toda sociedad y en toda familia.”
Kofi Annan

Agradecimientos: A Gabriela Patricia López por su colaboración para este artículo.