Categorías

17 de agosto de 2025

revistaalmas.com

Lee desde otra perspectiva

El Gral. San Martín, su eterno compromiso con la patria.

En sólidas y significativas palabras de la Profesora Graciela Guerrero

Tuvimos la oportunidad de participar nuevamente de una Charla Histórica, en este caso en el Museo Provincial de la Imagen, a cargo de la Profesora Graciela Guerrero, cuyo título fue “El Gral. San Martín y su vida alejada del Río de la Plata”.

Una galería de diferentes imágenes del Gral. San Martín completó el espacio ese día dedicado a homenajear al Libertador de América. Seleccionamos algunas de ellas junto a frases diversas que había pronunciado en diferentes momentos de su vida. Reflexiones que fueron tomadas del Instituto Nacional Sanmartiniano.

“No nos ensoberbezcamos con las glorias, y aprovechemos la ocasión de fijar la suerte del país de un modo sólido y tranquilo”.

En la apertura de este relevante evento cultural, el Coordinador del Museo, el Profesor Fernando González, manifestó que el General San Martín tenía una parte humana que lo hacía más grande aún; y que aun con poder, daba un paso al costado si creía que su accionar podría perjudicar a su patria. Dos valores humanos dignos de destacar.

El Profesor Fernando González, Coordinador del Museo de la Imagen, junto a la Profesora Graciela Guerrero, en un evento de aprendizaje, análisis y reflexión sobre el Libertador, su vida y su accionar. (Gentileza Sr. Gustavo Vallejos).

Presentó luego a la Profesora Guerrero y su amplia trayectoria en el ámbito docente de las ciudades de Concordia, San Salvador y Federación.

Graciela Guerrero, Profesora de Historia y Latín; Diplomada en Historia de la Ciudad de Buenos Aires, por la Facultad de Filosofía y Letras, UBA; Secretaria del Instituto Sanmartiniano. Una profesional comprometida y apasionada por la historia y su difusión. (Gentileza Sr. Gustavo Vallejos).

Inició la Docente su disertación enumerando los objetivos por los cuales el Gral. San Martín decidió viajar a Europa luego de haber liberado Chile. El primero se vinculaba con su situación familiar, debido a que al morir su esposa, Remedios de Escalada, tuvo que hacerse cargo de la educación de su única hija, Mercedes. Consideró la importancia de llevarla a Europa para que allí recibiera su educación. La niña debía ser educada para algún día convertirse en una buena esposa y madre. El segundo objetivo, paz y tranquilidad, ya que no tenía afinidad con el entonces gobierno de Bernardino Rivadavia. En varias oportunidades se había sentido perseguido. Y el tercero, la difusión de la Independencia Americana, pretendía que Europa supiera que América era independiente. Con el tiempo, se transformaría en un diplomático sin título.

Un público entusiasta, que respondió a la convocatoria de seguir descubriendo esa etapa no tan conocida de la vida del Gral. San Martín. (Gentileza Sr. Gustavo Vallejos).

Partió desde Buenos Aires el día 10 de febrero de 1824, y arribó al Puerto de Havre (Francia), el 23 de abril de ese año. La llegada no fue la esperada; lo controlaron y le incautaron 17 paquetes de diarios de América, cada uno tenía el nombre de su destinatario. Conectó este hecho la Disertante con los recaudos que ese país tomaba, puesto que apenas 10 años habían pasado desde la finalización de la Revolución Francesa, en 1814, y al ver que se trataba del Libertador de América, sospechas se habían generado sobre la presencia de un revolucionario en el país. Se emitieron cartas a España y a Inglaterra; por esta razón permaneció muy pocos días en Francia, y de ahí se dirigió a Southampton, Inglaterra, y luego a Londres. En esta ciudad internó en un colegio a su hija, en carácter de pupila.

“Si somos libres, todo nos sobra”.

San Martín -expresó la Profesora Guerrero- fue un viajero constante. Se dirigió a Escocia, donde fue recibido con los brazos abiertos. Visitó allí al Conde de Fife, que era la conexión entre la masonería de Escocia y el continente americano. En ese país, el Libertador fue declarado Huésped de Honor, y se instauró a una plaza su nombre.

“Para los hombres de coraje se han hechos las empresas”.

Al regresar a Londres, descubrió que era una ciudad muy cara y decidió mudarse a Bruselas, lo hizo en compañía de su amigo Álvarez Condarco. Vivió en la mencionada ciudad hasta 1830, en compañía de su hermano Rufino, con quien se había reencontrado en Francia. En ese entorno de tranquilidad, escribió las Máximas para su hija, quien permanecía estudiando en Londres, a cargo de una tutora que su padre le había designado.

Mercedes Tomasa San Martín de Balcarce, única hija del Libertador. (Fuente: Instituto Nacional Sanmartiniano )

En Bruselas desarrolló una vida apacible, disfrutaba de diversas actividades, de una quinta que tenía la casa que alquilaba, de la práctica de equitación, de tareas de carpintería, y de lecturas, leía y respondía cada carta que de América le llegaba. Y es de esta comunicación escrita que se conocen miles de detalles de su vida -nos manifestaba la Profesora Guerrero-. También, visitaba distintos espacios culturales, por su interés en todo lo inherente al mundo del saber y del arte.

Una imagen peculiar que el Museo expone, una caricatura que representa al Gral. San Martín que se levanta de la tumba, con cierto enojo con los políticos de ese momento, Julio A. Roca y Bartolomé Mitre en este caso. Pertenece a la revista “Don Quijote”, año 1890, aproximadamente.

En ese tiempo, atento siempre a la situación de su país, San Martín había tomado la decisión de venir a Buenos Aires, ciudad a la que arribó el 05 de febrero de 1929; sin embargo, en el camino se enteró que el gobierno de Buenos Aires, que manejaba las relaciones exteriores, había sido depuesto; el Coronel Manuel Dorrego había sido derrocado, y luego fusilado, por orden del Gral. Lavalle. Por esta razón, no desembarcó, no estaba dispuesto a ver derramar sangre argentina. Recibió en el barco a Manuel Oribe y a José Álvarez Condarco, ambos militares que habían estado a sus órdenes en el Ejército Libertador; también a su amigo y confidente, Tomás Guido, quien en ese momento no entendió la negativa de San Martín a desembarcar.

Una particular producción del sargento de artillería peruano Joseph Antonio Flores Yndigno sobre el Gral. San Martín, a quien retrata parado sobre la base, con casaca y banda, y el sombrero con penacho; bombacha de campo, alpargatas, y un gran sable y un estandarte en sendas manos. Elementos de enorme valor en Latinoamérica.

Posteriormente -nos explicaba la Profesora Graciela Guerrero- San Martín tuvo una estadía de dos meses en Montevideo, allí gestionó su pasaporte, que le otorgó el Gobernador José Rondeau. Tuvo en esa ciudad muy buen trato; recibió a dos emisarios del Gral. Lavalle, a cargo del gobierno de Buenos Aires, Eduardo Trolle y Juan Andrés Gelly, quienes le ofrecieron el mando político y militar. Su respuesta fue un contundente No. Regresó a Europa, primero a Inglaterra, y luego a Bruselas, en diligencia, con el infortunio de que este medio de transporte volcó y el Gral. San Martín se accidentó; varios meses le tomó su recuperación.

El Gral. San Martín junto a la Bandera Argentina, una imagen que su hija Mercedes había elaborado con su profesora de pintura, y con esta obra lo esperaba a su regreso de América. (Gentileza Profesora Graciela Guerrero).

Junto a su hija se mudó a París, en ese entonces una epidemia de cólera invadía el lugar y ambos contrajeron la enfermedad. Nuevamente al Gral. San Martín le costó cierto tiempo la recuperación. En esa instancia los había visitado el Dr. Mariano Balcarce, médico y diplomático, hijo del General Antonio González Balcarce, héroe de la Batalla de Suipacha. El Dr. Balcarce los asistió durante la enfermedad y forjó un vínculo particular con la familia del Libertador; se enamoró de Mercedes a quien convirtió en su esposa, con la debida autorización de su padre.

La boda se efectuó en diciembre de 1832; entre los invitados aparecía Alejandro Aguado, banquero, empresario, que comenzó una amistad con el Gral. San Martín; fue su respaldo para que este pudiese comprar una casa en París. Fue este un período de tranquilidad, de salidas culturales, como conciertos de música clásica que tanto agradaban al General. Al morir Aguado, San Martín se convirtió en tutor y albacea de sus hijos, por haber sido previamente designado por su amigo.

“Buscaré en el retiro el seno de la paz, y en cada día que abrace a un viejo soldado del Ejército Libertador, recibiré la más dulce recompensa de todos mis trabajos”.

En el año 1838 -nos indicaba la Prof. Guerrero-, se produjo el bloqueo francés en el Puerto de Buenos Aires. San Martín le escribió a Juan Manuel de Rosas, Gobernador de Buenos Aires, y se puso a disposición de la patria. Rosas le respondió que sus servicios militares podían ser tan útiles como sus acciones diplomáticas ante los gobiernos de Francia e Inglaterra, que lo llamaría si fuese necesario; algo que nunca sucedió.

En el año 1840, Juan Manuel de Rosas y Felipe Arana, su Ministro de Relaciones Exteriores, designaron al Libertador Ministro Plenipotenciario de la Confederación Argentina ante la República de Perú. Cargo que San Martín no aceptó porque, de regresar al continente americano, vendría a Argentina, no a Perú.

En Plaza 25 de Mayo de la ciudad de Concordia, como prácticamente en cada ciudad y pueblo de nuestro país, se levanta en su plaza central una estatua en homenaje al Padre de la Patria.

Y en 1845, Inglaterra y Francia bloquearon el puerto de Buenos Aires; pretendían la libre navegación por los ríos Paraná y Uruguay. Comenzaron a navegar el Paraná río arriba para llegar a Asunción del Paraguay, y ahí se produjo la Vuelta de Obligado, que si bien los patriotas no triunfaron, averiaron barcos y los dejaron con varias complicaciones. Los resultados llegaron después, con la intervención de San Martín en el bloqueo.

El Gral. José de San Martín, como si desde otro mundo estuviera observando lo que sucede entre Chile y Perú, dos países hermanos en conflicto. Con acierto el artista nos permite apreciar un ser apesadumbrado ante una situación que jamás entendería.

Por ese entonces, un inglés de apellido Dickson le escribió a San Martín una carta en la que le solicitaba que le permitiera comerciar en sus tierras, a lo que este le respondió que aunque Rosas tenía enemigos, no conseguiría aliados. La carta fue publicada en un importante diario londinense y fue leída ahí y en Francia.

Estudiantes que participaron de este evento educativo y quisieron llevarse, con lo aprendido, un retrato con la disertante. (Gentileza Sr. Gustavo Vallejos).

En 1848 estalló en Londres una revolución social, razón que llevó a los ingleses a firmar la paz. Francia lo hizo años más tarde, con la intervención del Gral. San Martín, que en ese país gozaba de alta estima, a través de una carta al Ministro de Obras Públicas, a quien le pidió que Francia reflexionara y firmara la paz con Argentina. Sucedió esto el día 31 de agosto de 1850, catorce días después del fallecimiento del Gral. José de San Martín.

Retrato del Gral. José de San Martín realizado en 1848, dos años antes de su muerte, en Francia, con la técnica fotográfica del daguerrotipo. (Gentileza Profesora Graciela Guerrero).

Por último, la Profesora Guerrero hizo alusión a los descendientes de San Martín. Su única hija había tenido dos hijas. María Mercedes había nacido en una visita de la familia a Buenos Aires, el 14 de octubre de 1833. Y Josefa Dominga, el 14 de julio de 1836 en Francia. Josefa “Pepa” Dominga fue la última descendiente del Libertador, ya que ni ella ni su hermana, tuvieron hijos. María Mercedes murió en 1860, a los 27 años. Al año siguiente, su hermana Pepa contrajo matrimonio en París con un joven que pertenecía a una noble y acaudalada familia mexicana y que en ese momento se desempeñaba como diplomático en París.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Plaza Grand Bourg, homenaje al Gral. San Martín, rodeado de sus nietas. (Fuente: Instituto Nacional Sanmartiniano)

Josefa se encargó de conservar y socializar el legado de San Martín que hoy conocemos: mobiliario, cartas, objetos, libros.  Mantuvo correspondencia con el Dr. Adolfo P. Carranza, director en aquel momento del Museo Histórico Nacional, a quien le donó las pertenencias de su abuelo para que fueran exhibidas en la mencionada entidad. 

Así finalizaba su discurso la Profesora Graciela Guerrero, precisión y excelencia caracterizaron sus palabras, por medio de las cuales nos entregó un fructífero análisis de esta etapa no tan conocida del Libertador en tierras europeas, de un auténtico patriota que, aun en la distancia, seguía comprometido con su país, y con el continente americano.

Reconocimiento y gratitud a la excelente labor de la Profesora Guerrero.

Estampa de José de San Martín, cuya figura el artista quiso destacar, de ahí que su caballo aparecía pintado de blanco, cuando en realidad los caballos de la época eran bayos. (Gentileza Profesora Graciela Guerrero).

Agradecimientos:

            A la Profesora Graciela Guerrero, por su excelente exposición y por su ayuda en la elaboración de este artículo; al Museo Provincial de la Imagen, por la planificación del  evento, y por la información que gentilmente nos aportan; al Sr. Gustavo Vallejos, por su generosidad al entregarnos material fotográfico.

Texto y selección de fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin