Dice Álvaro Bilbao en su libro El cerebro de los niños explicado a los padres que, desde su perspectiva, educar no es otra cosa que apoyar al niño en su desarrollo cerebral, para que algún día ese cerebro le permita ser autónomo, conseguir sus metas y sentirse bien consigo mismo.
Abraham Maslow creó la famosa pirámide de las necesidades de un niño, si bien la base más sólida es fisiológica, un desarrollo adecuado se da cuando todas estas condiciones se cumplen:
Necesidades básicas de nuestros hijos
1-NECESIDADES VITALES (Condición que está en la base de la pirámide de Abraham Maslow): Estas necesidades se refieren a la alimentación adecuada, la higiene permanente y el descanso de las horas necesarias. En este sentido es sumamente importante que el niño aprenda a comer sano desde que nace. El paladar también se educa y si, en estos primeros años, come frutas y verduras difícilmente las rechazará en los próximos años. Además, será este el mejor cuidado que se le puede dar al cerebro. Los hábitos de alimentación, higiene y sueño quedarán grabados para siempre en el inconsciente durante esta etapa, de acuerdo con estudios recientes en neurociencias. Por lo que serán los padres quienes siempre iniciarán los buenos o malos hábitos.
¿Por qué aparece el comportamiento agresivo en los niños?
2-SEGURIDAD (La segunda condición en la pirámide): En el artículo de esta misma publicación: Los miedos en la primera infancia pueden afectarnos toda la vida… se habla de la importancia de los cuidados y del miedo a la distancia que sienten desde el nacimiento hasta los 6 o 7 años. Cuando este miedo limita con lo extremo, lo manifiesta en llanto descontrolado o ataques de ira, simplemente con un comportamiento agresivo o dejando de hablar (si es que ya lo hace). Por eso es importante que los padres miren qué sucede en el entorno y cuál es el origen de la amenaza que siente el chico. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que el cuidador de referencia del niño generalmente es alguien del entorno más cercano (puede ser la madre, pero otras veces es una abuela, una tía, una niñera o una hermana mayor), pero si un día ese cuidador repentinamente necesita alejarse por algún motivo ( la enfermedad de un familiar u otra cuestión); el niño sufrirá el angustiante miedo a la distancia, característico de esta edad. Aunque no llore en el momento, puede suceder que en el hogar, el jardín o preescolar y hasta en el primer grado presente conductas de distracción, violencia y rebeldía “incomprensibles”.
Pero también puede manifestar otros síntomas, que la mayoría de los padres no lo relacionan con el miedo, como la relación con la comida. Mi hijo decía: “tengo mariposas en el estómago, no puedo comer”. El doctor Alonso Puig dice que el estómago es el primer órgano que cambia su funcionamiento ante el miedo o una amenaza de peligro. También pueden aparecer alteraciones del sueño, como pesadillas, el retraso o regresión en el habla, entre otros cambios que deben ser atendidos. En este sentido, es importante que aquellos padres que trabajan, generen un proceso previo de familiarización cuando tengan que dejarlo a cargo de otro cuidador o en una guardería. La persona que lo atienda debe resultar siempre familiar para niño, debe sentirse protegido e inspirarle confianza absoluta. Esto lleva tiempo y debe el adulto armarse de paciencia. Hay padres que consideran dejarlos llorar (“Ya se acostumbrará”, dicen); y, dependiendo de la situación, esta sería la peor decisión porque, para que el miedo no se convierta en trauma en años posteriores o en la vida adulta, lo más importante es que la respuesta sea buscar la generación de confianza para que sienta seguridad.
Los niños deben sentir la pertenencia a su entorno.
3– AMOR Y PERTENENCIA (La tercera condición es cubrir esta necesidad): El peor escenario para el desarrollo del niño es la violencia en cualquiera de sus formas. Aunque parezca una obviedad, hay formas de violencia que los padres no la consideran tales y que pueden resultar tan nocivas como las que sí consideran formas de violencia.
Por ejemplo: El silencio como castigo. “No te hablo más”-se escucha de padres o hermanos, y el tiempo en el que el adulto deje de hablar con el niño provocará en él la condena de la falta de vínculos. Esto significa para el niño, si traducimos el sentimiento, como: “te quito mi amor”, “ya no tenemos vínculos”.
Aunque para el adulto una hora o dos de silencio sea poco, para el niño representa muchísimo más tiempo y hasta puede manifestar enfermedades que los padres jamás relacionarían con su actitud. El extremo de esta medida de violencia es el silencio sumado al encierro en una habitación o un baño. -Sí, pero en el cuarto tiene todos los juguetes-justifican algunos cuidadores o padres. El problema no es dónde sino el mensaje simbólico que le estamos dando de abandono.
Otra forma de violencia son las discusiones de pareja, a veces agravadas por gritos, u otras disputas familiares. El sentimiento de angustia provocado por el miedo podríamos traducirlo en su inconsciente como: “se pelean, se separan, se van, me dejan solo, nadie se ocupará de mí”. Las respuestas serán las mismas expuestas más arriba. Malestares estomacales, pesadillas o cambios de conducta. Me contaba mi madre que la primera palabra que dijo mi hermano casi al año de vida, y cuando todavía no caminaba, fue Cénene. Este señor era el dueño de un almacén del barrio que se apellidaba Cénere. Y lo dijo porque ella había empezado una discusión con mi padre sobre lo que faltaba para cocinar ese día y no habían comprado. Aunque no hablaba, entendía cuál podría ser la solución a esa discusión y en su desesperación por que se termine la pelea, atento desde su cochecito, gritó ¡Cenene!, quiso decir, “ya no peleen, compren en lo de Cénere, donde siempre compran todo”.
Y la discusión terminó por la sorpresa que les dio el pequeño. Esta anécdota, si bien tuvo un final feliz, ilustra la angustia que pasan los bebés cuando los adultos frente a ellos suben el tono de la conversación y se alteran sin control. Además de que, cuando tienen un desarrollo normal, escuchan todo y lo relacionan perfectamente. Ante cualquier discusión siente una amenaza y el peligro de la pérdida o el abandono de aquellos que lo cuidan y protegen.
Transitar el camino del amor y la pertenencia con los hijos es darles tiempo de calidad, aunque no sea mucho. Alvaro Bilbao en su libro contó que alguien le dijo una vez: «Con los hijos, el tiempo pasa, y solo pasa una vez. Lo que dejes de hacer ahora no volverá. Lo perderás para siempre», no deberíamos olvidarlo.
«Con los hijos, el tiempo pasa, y solo pasa una vez. Lo que dejes de hacer ahora no volverá. Lo perderás para siempre»
Diversos estudios remarcan los beneficios psicológicos de acunar al bebé en brazos, o la importancia de las conversaciones entre madre e hijo en el desarrollo de la memoria y el lenguaje.
Podemos comprar todos aquellos juegos de estimulación temprana que los avisos comerciales nos venden, pero si no nos sentamos con ellos a jugar de nada servirán. Porque lo que se graba en el inconsciente y en corazón del niño es esa conexión emocional con quienes lo quieren, y el gusto por aprender lo relacionará con el amor de quienes lo hagan junto a él.
Otra de las manifestaciones de amor que provocan en el cerebro de los niños una inyección de serotonina, el aumento de su autoestima y la confianza en quienes lo rodean, es el festejo de su cumpleaños. Y esto se debe a que, durante un día, y a veces más, si consideramos los preparativos, el pequeño es el centro de las demostraciones de afecto de toda su familia.
Los cumpleaños son parte esencial del crecimiento de un cerebro sano y feliz.
No importa si el festejo es grande o muy pequeñito, siempre es uno de los mejores estímulos para su inteligencia y bienestar. Y no es necesario en los primeros años invitar a muchos niños. A veces solo basta con sus hemanitos y primos. Cuanto más pequeño es, la cantidad de invitados debe ser menor, de esta forma se evita el estrés excesivo y se cumple el objetivo que es la demostración de amor y pertenencia.
¿Cómo vemos a nuestros hijos?
4-ESTIMA (Es la condición necesaria en cuarto piso de la pirámide de Maslow) Hay cientos de estudios que prueban que el cerebro tiene una enorme plasticidad y que aquellos padres que utilizan las estrategias adecuadas ayudan en mayor medida a sus hijos a tener un desarrollo cerebral equilibrado. En este punto de la pirámide, todo lo que favorezca la autoestima, la confianza, el respeto, el sentirse valorado será fundamental para su inteligencia.
La idea de que debemos potenciar sus habilidades con el refuerzo de la tecnología, con juguetes especiales o con un exceso de actividades extraescolares, para que se adelante a otros niños y tenga un cerebro más despierto; o la idea de que el ser humano es capaz de alcanzar un desarrollo pleno solamente a través de la exploración y la experiencia libre, dejándolos hacer lo que quieran, han demostrado que no dieron resultados.
Sí ha quedado demostrado que, durante los primeros años de vida, tienen lo que se llama el oído absoluto y por ende la capacidad de aprender música o un instrumento. También pueden aprender un idioma con más facilidad, como si fuera la lengua materna. Aunque el niño, para lograrlo, debería estudiar con un profesor de lengua nativa porque, de lo contrario, siempre tendrá el acento de su propio idioma.
Pero uno de los aspectos más importantes para que el niño desarrolle todo su potencial es la postura de los padres en la relación con los hijos. Ver a los hijos como son, no como queremos que sean, o como tememos que sean o como esperamos que lleguen ser. Amarlos como son. Por eso, dice Maslow, el amor de los abuelos es uno de los más perfectos cuando hay una relación intensa. Porque ellos aman a los niños como son, con cada una de sus características, sin pedirles que cambien nada.
Los niños sienten placer de estar con sus abuelos porque los aman como son. Ese es el amor más perfecto, dice A. Maslow.
Posiblemente la razón por la que muchos niños no logran resultados y se sienten frustrados es, no solo porque el principal interés de los padres es acelerar el proceso natural de desarrollo cerebral, con la idea de que llegar antes permite llegar más lejos, sino también porque sus padres se han hecho la propia idea de cuál es el mejor camino y las mejores elecciones que su hijo debe hacer; sin conocer las preferencias o implantándoselas. Al prescribir qué es lo mejor para los niños, dice Maslow, la mejor técnica para descubrirlo es buscar métodos para preguntarles a ellos mismos. Los padres suelen hacer proselitismo promocionando lo que a ellos les gusta, lo que desean y de alguna manera controlan, moldean los intereses, gustos y deseos de los hijos. Ante esta percepción, el niño perderá la estima por sus propios gustos para adaptarlos al de sus tutores. Cuando un hijo quiere “quedar bien” , “que su madre sienta orgullo” empieza a perder la estima por él mismo y a priorizar el deseo del otro. Entonces veremos muchísima gente con títulos profesionales, fruto del deseo implantado de sus padres, pero cuya profesión termina siendo otra totalmente distinta, o aquellos que desarrollan su profesión, pero con un fin únicamente económico, sin vocación y sin pasión. En estos casos tendremos padres felices pero adultos sin entusiasmo por lo que hacen.
¿Qué hacen los niños cuando están desarrollando un cerebro creativo y feliz?
5–AUTORREALIZACIÓN. (Maslow, como condición necesaria, ubica en el peldaño más alto de la pirámide la autorrealización.) Los niños que logren vivir en un ambiente con las cuatro primeras necesidades satisfechas, expuestas dentro de la pirámide, serán quienes estén siempre atentos a la exploración, con ganas de aprender, de jugar, de crear y descubrir el mundo.
Un bebé cuando explora su entorno está desarrollando su inteligencia y creatividad.
En este nivel la paciencia de los padres juega un rol fundamental porque su hijo podrá ser un niño inquieto, observador, cuestionador y deberán estar atentos a los interrogantes del pequeño. En este sentido, dice el profesor de filosofía Jordi Nomen, autor del libro Filosofía para niños que, generalmente, lo más apropiado es responderle con otra pregunta. Por ejemplo, ¿Por qué se enfermó el abuelo? – la respuesta sería ¿ Y vos por qué crees que se enfermó?. De alguna manera les sirve a los padres para descubrir qué piensa su hijo, cuáles son sus miedos y finalmente intentar disolverlos respondiendo siempre con la verdad. También para desterrar creencias erróneas de los pequeños acerca de diferentes temas, que muchas veces ellos tienen porque las han escuchado de alguien del entorno familiar, del jardín o de los medios de comunicación.
Las repreguntas pueden ayudar a conocer los miedos de nuestros niños y buscar caminos para disolverlos, dice el profesor Jordi Nomen.
Llegado a este peldaño, también es el momento de dejar que descubra el talento que trajo consigo al nacer y lo desarrolle. Puede que necesite tiempo pero sobre todo amor y libertad para hacerlo.
-¿Qué es el talento?
Dice Mario Alonso Puig, es algo que se da en forma natural, cuando alguien nos dice: -Vos que sos bueno/a para… ayúdame a…, es la persona que hace con tanta facilidad algo que no lo ve como un talento, porque el término “talento”, en nuestro concepto, es una habilidad extraordinaria que muy pocos la tienen. Todos nacemos con un talento, pero ni los padres ni la escuela colaboran para que se descubra y desarrolle. Generalmente se hace todo lo contrario. Si algún chico tiene una habilidad especial se le pide que la deje de lado y que insista en aquello para lo que no es bueno. Y los padres, colaboran porque no saben que el talento no solo es una habilidad que se da naturalmente, sino que genera pasión, felicidad y da sentido a toda la vida de una persona.
La pasión con que realiza una actividad puede ser el indicio de un talento pero debe darse el tiempo para que el niño sólo disfrute de ella y aprenda sin presiones.
El talento puede llegar a ser una capacidad extraordinaria para hacer algo, pero requiere mucha perseverancia y eso es lo más importante que el niño debe saber. Absolutamente todos nacemos con talentos y el entorno puede potenciarlos o anularlos sin haberlos conocido. Cuando el niño se percibe amado, querido, siente seguridad y confianza suficientes para abrirse, abandona sus defensas (ya no hay peligro) y se manifiesta de muchas maneras. Entonces la exploración, la creación, el descubrimiento del mundo es una necesidad para él.
¿Qué implica explorar para un niño en el peldaño de autorrealización?
Mediante la exploración los niños intentan conocer el mundo a través de todos los sentidos y, muchas veces en esa búsqueda, se vuelven especialistas en un tema determinado. Por ejemplo, algunos desde muy pequeños reconocen marcas de autos, saben todo sobre dinosaurios, o nombres de cantantes, (o de un/a cantante en particular) deportistas, personajes de la historia, entre otros.
Es en este momento, cuando se empiezan a descubrir los intereses, los talentos; pero también es en este momento que, inconscientemente, algunos padres intentan cambiarles el rumbo, cuando les parece que ya no son buenas las elecciones del niño.
Una de las exploraciones más reconocidas es el tema de los dinosaurios, y allí el niño está, entre los 2 y los 6, en el peldaño de la autorrealización.
Pueden querer usar el disfraz de lo que a ellos más les gusta como parte de esa exploración, “ponerse en el lugar de”. Los padres, los que no saben que es una sana etapa de exploración que estimula naturalmente la inteligencia, creen que puede relacionarse con un comportamiento obsesivo y lo estimulan a que abandone o cambie de actividad; cuando en realidad deben dejar que el niño decida cuándo la dejará.
¿Cómo facilitamos que nuestros hijos puedan descubrir el mundo y ser creativos?
Principalmente dándole las posibilidades de que todas sus neuronas se conecten, es decir, permitiendo la tranquilidad y el tiempo para observar en distintos momentos y espacios. La contemplación tranquila les permite pensar, crear y recrear. Todos los creativos del mundo han tenido largos periodos de tiempo para mirar, comparar, relacionar y finalmente descubrir.
El tiempo de contemplación es uno de los requisitos indispensables para que un niño sea creativo.
Los padres y docentes, que no saben de la importancia de este espacio para el cerebro creativo, llenan a los niños de actividades que les quitan toda la energía. Por ejemplo, exceso de tareas, deportes, idiomas, danzas y más. Para completar, o para que no moleste, lo ponen frente al televisor. La creación y la recreación están absolutamente relacionadas con el tiempo que les demos para mirar, pensar, relacionar, comparar, dudar y si es al aire libre, mejor. La actividad extra es buena si está relacionada con algo que al niño le apasiona, pero nunca debe hacerse para cansarlo.
Los niños pueden disfrutar una puesta de sol y sentir el placer y la belleza del momento.
Pongámonos en el lugar de los niños, nos puede llevar días, meses o años descubrir cuáles son las respuestas más acertadas para resolver un problema o para encontrar nuevos caminos y llegar donde queremos. Además, el tiempo de la contemplación también puede enriquecer las emociones a partir de un goce intenso. Llevar a los niños a disfrutar paisajes puede resultar un gran acierto para el desarrollo de la sensibilidad.
Cuando los niños imitan a grandes artistas y los transforman en sus modelos, también están explorando.
En conclusión, si sueñas con un hijo feliz y emprendedor en la vida, relee las veces que sea necesario este artículo y monitorea si las cinco condiciones necesarias para un desarrollo pleno se cumplen.
Excelente articulo . Felicitaciones nuevamente por la prolijidad de las publicaciones. Te invitan a disfrutar de la lectura..
Exitos!!!
🤜🤛 muy buen artículo!!