Tres posibilidades de ingresar en Colonia San Bonifacio, desde Concordia, por la Ruta Provincial N° 4, pasando por Colonia Roca; o desde la misma ruta por una curva pronunciada si venimos desde la localidad de Los Charrúas; o desde la localidad de La Criolla, por un camino vecinal, que dista 5 km aproximadamente.
Con la misma infantil ilusión de llegar a casa de mis abuelos, llegamos siempre a ese mágico y amado lugar, con un paisaje que nos atrapa permanentemente, más allá de la estación del año que estemos transitando. ¡Y el alma se cubre de recuerdos!
Una historia inmigrante
Colonia “San Bonifacio” surge con la presencia de inmigrantes alemanes, italianos, polacos, suizos, que habían llegado en la década del 20, por iniciativa de Doña Flora del Carmen De Urquiza, que facilitó los medios a quienes quisieran venir a trabajar esas tierras. Jóvenes que acababan de dejar para siempre su infancia, su pueblo, su país, para incorporarse a un espacio que percibían certero, frente a un futuro que asomaba esperanzador. Imaginamos la angustia de la despedida, esos lagrimones que no habrán podido detener cuando miraron por última vez el mundo nativo; pero las valijas estaban cargadas de sueños, de ideales, que fueron los que guiaron ese inmenso desafío hacia una vida mejor.
Trajeron con ellos una imagen de San Bonifacio, obispo y mártir de la iglesia católica, quien posteriormente se convertiría en Santo Patrono de la localidad y daría el nombre a la colonia. Se entregaron a las familias una porción de tierra, animales de tiro e instrumentos de labranza. Y ellas responderían con determinación, empeño, perseverancia.
En nuestros recorridos, pudimos dialogar con miembros de las familias Huber, y Reeschuch, descendientes de aquellos colonos que habían llegado al lugar. En ambos casos, se trata de personas con un enorme compromiso por rescatar, conservar y compartir todo lo inherente a sus antepasados, su historia, su idioma, su idiosincrasia. Con gran amabilidad, nos mostraron documentación y objetos de esa época, que conforman el patrimonio cultural, de incalculable valor, en sí mismo y para la comunidad.
Fueron las primeras producciones hortalizas, cereales, vid y olivo. Con los frutos de su producción pudieron pagar sus propiedades. Años más tarde se dio comienzo en la zona al cultivo del citrus, y mucho después, del arándano.
A partir de la instalación de la estación del Ferrocarril General Urquiza, línea Concordia-Federal, y del aumento de las actividades productivas, empezó a aumentar el número de personas que arribaban al lugar; y en ese momento, dio inicio el asentamiento del poblado que posteriormente se transformaría en la localidad de La Criolla.
Capilla “San Bonifacio”
Con respecto a las antiguas celebraciones religiosas, se efectuaban en un principio en domicilios particulares. En cuanto a la definición del patrono del poblado, la elección recayó sobre San Bonifacio, por tratarse del Santo que había acompañado a los inmigrantes a la zona. Transcurrieron varios años, hasta que en la década del 70 fue inaugurada la actual Capilla San Bonifacio.
En cada rincón de la patria, una escuela rural
Sobre la ruta provincial, la presencia de la Escuela N° 49 “Gregoria Pérez” nos llena de alegría y de esperanza. Allí, donde esa niñez dulce e ingenua atraviesa diariamente, desde hace tantos años, correteando, ansiosa, con toda su energía, esa distancia hacia las aulas, el conocimiento, la amistad, los juegos. Y una quimera resplandece, y nos hace confiar en un futuro más justo, más sólido, más íntegro.
La directora, Docente Mónica Froschauer, maestra, directora, secretaria, bibliotecaria, las funciones todas en una persona que elige desde temprana edad ser Maestra, porque así se define ella más allá de todas las tareas que desarrolla, con una enorme dedicación, y que le son inherentes, por tratarse de una Escuela Rural con Personal Único. Cuenta este año con 14 niños; algunos de ellos vienen desde lugares lejanos, y se trasladan a caballo.
Nos cuenta la Docente que la institución fue fundada en el año 1938, en Colonia Curbelo, Distrito Yeruá; era por ese entonces la Escuela N° 50. Contaba con 36 alumnos; y su primera directora fue la Srta. Dolores Cabrera. Tres años más tarde, debido al traslado de colonos hacia otros lugares, luego de un censo estadístico, el Consejo General de Educación resolvió reubicarla en el lugar actual. Como los niños eran hijos de inmigrantes, se presentaban algunas dificultades con la comunicación al no hablar ellos el idioma español. En 1975, pasa a ser Escuela N° 49, un año antes se había inaugurado el actual edificio.
Si venimos desde La Criolla, en cercanías del Apeadero 329 del Ferrocarril General Urquiza, se encuentra la Escuela N° 61 “Mi patria chica”, también de nivel primario, inaugurada en el año 1929. Su directora es la Profesora Rossana Coppini, una docente que a través de sus palabras refleja su entrega y entusiasmo ante la tarea docente. Nos manifiesta que cuenta este año con 68 alumnos.
Es una Escuela Rural de Cuarta Categoría, con dos docentes que tienen dos grados a cargo, y una directora con dos grados a cargo también, con todo lo que esta situación conlleva, ya que se encuentra la Prof. Coppini ante dos roles importantísimos que debe ejercer.
Se trata de una Escuela NINA, contextualizada en un proyecto de extensión de jornada en escuelas primarias, con los siguientes talleres a contra-turno: Acompañamiento al Estudio, Inglés, TIC, Teatro y Arte, Huerta y Alimentación Saludable, Corporeidad y lenguaje artístico, Folklore.
Desde épocas lejanas y hasta la actualidad, en la zona es conocida como “la Escuela Amarilla”, debido a que su edificio ha lucido siempre este color.
Las viviendas en su inigualable marco paisajístico
Todos los caminos nos ofrendan un paisaje típicamente campero, con viviendas que se observan a lo lejos, desde tranqueras que dan inicio a un extenso sendero, arbolado en algunos casos, florido en otros, que hay que transitar para llegar a ellas, allá en el fondo. Un trayecto que, adultos hoy, ya no nos parece tan largo. Diferentes estilos, clases, según gustos y prioridades de sus habitantes. Algunas construcciones de dos aguas, tradicionales casas de campo que, junto al camino y a los árboles de sus alrededores, constituyen el clásico dibujo que se aproximaba a nuestras primeras creaciones artísticas.
Otras edificaciones, más modernas, con materiales y formas distintos. Sin embargo, coinciden todas con la vegetación que las rodea, y con la presencia de un galpón a los costados, indispensable para el labrador que tantas herramientas de trabajo, monturas, rebenques y guascas, desde épocas inmemoriales, indudablemente debe cuidar y proteger. Todo elemento tiene asignado un valor, un interés, una utilidad, y si no es así, una significatividad vinculada a lo afectivo, a los recuerdos, a ese pasado inmigrante que hizo crecer a la colonia.
En las márgenes de estas casas, podemos descubrir amplios espacios destinados a quintas frutales, a plantaciones de eucaliptos, que forman parte también de los procesos productivos del lugar. Y animales que van hacia arroyos y tajamares en busca del agua, sagrada en esos lugares, y de pasto, sublime sustento que la naturaleza les concede.
Una naturaleza que sorprende
Una de tantas veces, cuando dejábamos la colonia, para dirigirnos hacia la cercana localidad de Los Charrúas, cautivados ante tanta belleza natural, descubrimos un ser peculiar, como si fuera el corolario de toda esa hermosura que nos rodea a ambos lados de cada trayecto, una espátula rosada, que se movía en el borde de un pequeño arroyo, grácil, de patas largas, pico aplanado, exhibiendo su coloración rosa en algunas partes de su plumaje, ajena a cuanto pudiese ocurrir en su entorno, sumergida en su mundo de quién sabe qué filosofía existencialista. Teros y patos que deambulaban por ahí quedaron definitivamente opacados, amedrentados, ante singular encanto.
En síntesis
Colonia San Bonifacio, apenas conocida, probablemente solo sepan de su existencia quienes concurren a menudo a las ciudades de La Criolla, o Los Charrúas, por su ubicación en esas inmediaciones; no obstante, se trata de una localidad que porta una rica historia de inmigrantes, quienes han labrado sus tierras, han construido sus familias, han edificado sus viviendas, han luchado “de sol a sol” -como se dice en el mundo rural-, han soportado todas las inclemencias del tiempo, han educado a sus hijos; y así, visiblemente van quedando los frutos de tanto esfuerzo, las huellas del camino emprendido, las enseñanzas a los más jóvenes, para que esa historia se siga escribiendo.
Con expectativas de regresar dejamos siempre la colonia. El paisaje, la historia y los proyectos de su gente, el sabor a infancia, todo nos indica que tenemos que volver.
Un especial agradecimiento a las siguientes personas, por su gentil y desinteresada colaboración para la elaboración de este artículo: Olga Huber, Ana Reeschuch, Ariel Mazetto, Raúl Dirié, Violeta Delfin, Docentes Mónica Froschauer, Rossana Coppini y Alejandra Benítez.
Texto y fotografías: Prof. Nélida Claudina Delfin
Ardua tarea condensar en un artículo generalidades de la historia, paisaje, cultura… Más emociones, recuerdos, vivencias… ¡Muy logrado! Gracias por tanto.
Muchas gracias Claudina x la nota a nuestra colonia, ayer hablando con una tía estaba muy contenta ya q ella asistió a la escuela Amarilla en su infancia y le traerá muchos recuerdos y me nombró montón de apellidos de esa época los cuales conocemos a todos hoy día q han venido de diferentes países de Europa. Un abrazo y a seguir
Recuerdos de mi adolescencia!!ir a visitar con mi mamá a su familia en La Criolla. El tío Jorge Stuker y su ford k, disfrutar con mis primos Lita, Lota, Neli, Yeco, Toilo…un vecino Locaso.
Mi tía Emilia Stuker , los panes y mermeladas q hacía mi prima Chola y el Chino el cieguito q tenía una memoria increible!
En San Bonifacio la tía Elisa y sus hijos Guillermo, Olinda y mi querida prima Berta. Sus hijos y nietos y Violeta Delfin!!!!!un encanto de persona!!!!!siempre alegre y servicial!!!!!Andrea y Lalo Gerling. Son tantos!!!! q no termino de nombrar a todos!!!están presentes en mi corazón!!!!!!!
Buenas noches, Javier. En primer lugar, agradezco tu aporte. En segundo lugar, la fuente bibliográfica consultada, Cultura de la Municipalidad de La Criolla, menciona la llegada de los primeros colonos en el año 1920. En tercer lugar, estos artículos de Revistaalmas.com, que describen colonias, distritos y poblados pequeños de la región, tienen como finalidad que nuestros lectores los conozcan, razón por la cual presentamos referencias generales de los diferentes aspectos que conforman la comunidad, no hay precisiones, solo información general sobre su fundación, sus instituciones, sus manifestaciones culturales, su paisaje. Respecto de las familias que arribaron a la colonia, tuvimos la posibilidad de conectarnos con miembros de los primeros colonos Huber y Reeschuch y a ellos acudimos; sería imposible en un artículo mencionar todas las familias inmigrantes. Estamos ante un texto periodístico, no ante un trabajo de investigación científica que requiere del análisis de varios casos. En cuarto lugar, si te parece, podemos en algún momento tratar la temática de inmigración croata y los aportes que esta efectuó en Colonia San Bonifacio. Muchas gracias.
Felicitaciones por tan bella nota!!! Hermosa mi escuelita 49, a quien recordaré por siempre el paso, en mis últimos años de docente…actualmente 35. Recuerdos imborrables de alumnos, familias y docentes que atesorare en mi pequeño corazón!!!
Éste es un gran primer paso para empezar a contar la historia de nuestra querida Colonia San Bonifacio, para algunos olvidada y para otros desconocida.
Seguro que se vendrán muchos más artículos porque hay mucha historia para contar.
Felicitaciones y gracias!! por esta nota. Personalmente tuve la hermosa experiencia de trabajar en la escuela “49 “Gregoria Pérez ” siendo la primera maestra jardinera de la misma, en el año 1989.Donde conocí muy buena gente y adorables niños..los guardo en mi corazón y memoria como unos de los mas lindos recuerdo en mi vida.Gracias a toda la Comunidad!!
Fue solo opinión constructiva, averiguando un poco más mis bisabuelos quedaron en San Pedro bs as unos años para luego década del 20 si lllegar a esta zona. Felicidades y gracias x estas notas donde personas hicieron grande un pueblo.
Buenas tardes, mi abuelo llegó con sus padres de la ex Yugoslavia, ( Croacia ahora) en el año 1909. Creo q se nombró muy poco de todos las familias que llegaron a esta zona. Faltó mucha información.