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25 de abril de 2024

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Accidentes: Cuando su origen es emocional

Para comprender el mensaje emocional de los a accidentes, lo importante, por un lado, es observar qué parte del cuerpo resulta herida, así como la gravedad de la lesión. Si el accidente produce un pequeño daño o una mayor complicación como una fractura, una quemadura grave o cualquier otra afección que requiera tratamiento a largo plazo o discapacite definitivamente. Por otra parte, observar el entorno, qué cuestiones se presentan para poder descubrir fehacientemente el origen emocional que lo provocó.

En el libro Mapas emocionales de Federico Campelo podemos leer: La evolución nos ha dotado de respuestas emocionales espontáneas. Conociendo su propósito y sus mecanismos, podés anticiparte a ellas y evitar que lleguen a ser disfuncionales. Una de las frases transcriptas en el mismo libro es: Todo cuanto podemos experimentar en la superficie de la vida surge de un nivel más profundo… de D. Chopra.

El accidente como solución inconsciente a algo que se desea

Cuántas veces se sintió agobiado por el trabajo diario y se dijo “qué bien me vendría un descanso”, pero se sentiría demasiado culpable si decidiera conscientemente darse un respiro. Cuando los efectos de un accidente son lo bastante graves para impedir que la persona trabaje o haga alguna cosa en especial, estamos ante una forma inconsciente de concedernos un descanso. El accidente, de acuerdo con lo que se expresa en el Diccionario de las enfermedades emocionales (ANON), es una de las formas que los seres humanos utilizan para neutralizar su culpabilidad. Creen, por lo general inconscientemente, que así pagan su culpa. Si el accidente fue provocado de manera inconsciente para poder descansar, es importante que se dé cuenta de que podía haberse permitido ese descanso sin causarse daño, utilizando un medio mucho más sencillo: plantear abiertamente sus necesidades.

Puede también reflejar el deseo inconsciente de ser cuidado, atendido, de sentir la compañía de alguien, de que se le preste atención. Se trata de personas que quizás desconocen conscientemente que tienen esta necesidad.

El accidente como consecuencia de violencia contenida

 En el mismo libro se expresa que si el accidente es importante y produce un gran dolor, como en el caso de una FRACTURA, ello indica que tiene pensamientos de violencia hacia alguien; poco importa que sea consciente de ellos o no. Como no se puede permitir este tipo de actitud y esta violencia ya no puede ser contenida, se vuelve contra la misma persona. Debe liberarse y expresar lo que siente hacia la persona involucrada, sin olvidar perdonarse por estos pensamientos. El accidente suele ser sinónimo de culpabilidad. Está conectado con mis culpabilidades, con mi modo de pensar y con mi funcionamiento en la sociedad.

La pregunta que debería hacerse la persona ¿Qué sucedió antes o qué evitaremos enfrentar después de este accidente?

También denota cierta reacción hacía la autoridad, incluso varios aspectos de la violencia. Puede suceder que tenga dificultad en afirmarme frente a esta autoridad, a hablar de mis necesidades, mis puntos de vista, etc. Entonces “me hago violencia” a mí – mismo.

Por otra parte, también el accidente indica una necesidad directa e inmediata de pasar a la acción. La necesidad inconsciente de cambio es tan grande que el pensamiento usa de una situación extrema, incluso dramática para que tome consciencia de que debe probablemente cambiar la dirección que actualmente está tomando. Es una forma de auto – castigo consciente o inconsciente. La parte del cuerpo herida durante el accidente habitualmente ya está enferma o debilitada, bien por una enfermedad, una dolencia, un corte, una quemadura o cualquier predisposición a los accidentes. El accidente me permite observar esta debilidad haciéndola subir a la superficie.

El accidente como la influencia de los “patrones” o esquemas de pensamiento de la infancia.

Puede explicarse por qué se ha atraído tal forma de accidente. ¿Atraído? Sí, porque todo esto viene de sus pensamientos más profundos, de sus “patrones” (esquema de pensamiento que hace que se repitan acontecimientos en mi vida) o esquemas de pensamiento de la infancia. Es muy posible que se atraiga castigos si tiene la sensación de hacer algo que no es correcto.  Exactamente como lo castigaban en la infancia. Esto está grabado en la mente y es tiempo de cambiar la actitud. El lado “moral” del ser humano lo lleva a castigarse si se siente culpable, de ahí el dolor, las aflicciones y los accidentes. Es capital saber que puedo sentirme culpable en una situación cualquiera sólo si sé que hago daño a otra persona. En todas las demás situaciones, es responsable pero no culpable.

¿Cuáles son las preguntas que debe responderse ante un accidente para detectar el origen emocional?

Sigmund Freud habló, en su Psicopatología de la vida cotidiana, de que determinadas personas predispuestas a los accidentes presentaban un impulso inconsciente a autocastigarse a través de la propensión a sufrir estos accidentes.

El accidente está vinculado a la culpabilidad y ésta, al miedo con relación a una situación. Frecuentemente el accidente obliga a la persona a cesar o frenar sus actividades. Sigue algún período de planteamiento. Manteniéndose abierto y objetivo con relación a sí mismo, descubrirá rápidamente la o las razones de dicho accidente. Algunas de las preguntas que debería hacerse: ¿Perdí el control de la situación? ¿Es para mí el momento de cambiar de orientación? ¿Tengo dificultad en escuchar los signos interiores o mi intuición, de tal modo que me atraigo un signo radical en el plano físico? ¿Observé cómo se produjo el accidente? ¿Cuál era mi estado antes y después? Es muy importante volver a ver las condiciones que rodean el accidente; analizar las palabras usadas y tomar consciencia para poner en evidencia lo que vive en el momento del accidente. Observar todos los signos y símbolos de esta situación (accidente) y escuchar la voz interior para encontrar una solución que evitará probablemente empeorar todo.

La predisposición a los accidentes es un estado que se produce durante una relación conflictual con la realidad, la incapacidad de estar plenamente presente y consciente del universo tal y como se presenta ante sí. Es como si quisiera estar en otro lugar. Está desconectado de lo que sucede alrededor suyo, quizás porque encuentro su realidad inaceptable o difícil de vivir. Necesita estar mejor conectado sobre sí mismo para descubrir su seguridad y su confianza interiores.

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