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27 de julio de 2024

revistaalmas.com

Lee desde otra perspectiva

Cuando el lugar al que vamos está lleno de exigencias que no son de nuestro agrado.

Cuando la búsqueda de aprobación nos hace infelices

Todas las personas, en mayor o menor medida, ante la toma de decisiones se sienten mejor si el entorno las aprueba. Pero ¡cuidado! si las decisiones importantes de la vida dependen de la aprobación de los demás. Bastan algunos ejemplos para ver cómo en muchos adultos esta necesidad de aprobación que fue implantada en su infancia, les impide concretar proyectos, tomar decisiones que lo lleven a superarse y hasta pueden carecer de firmeza en sus propias opiniones, o hacer propias opiniones ajenas, sólo por el hecho de sentir que tiene la aprobación de un grupo social. Así, desde la elección de estudiar determinada carrera, la elección de una pareja, de un determinado trabajo o simplemente hacer lo que desea en la vida está influenciada, generalmente en forma inconsciente, por la necesidad de que el entorno familiar o social lo apruebe.

¿Cuál es el límite entre el control y la dependencia en la infancia?

Desde el nacimiento el niño necesita el afecto de los adultos que conviven con él. Uno de los primeros aprendizajes emocionales que incorpora es que requiere la aprobación y la aceptación de la familia para casi todo lo que hace, piensa o dice. Si bien es necesario que los padres incorporen hábitos en los hijos para una mejor calidad de vida, y esto requiera de su control, deben prestar atención a que el niño no confunda búsqueda de aprobación con necesidad de cariño. La diferencia es muy importante porque ello implica el desarrollo de la confianza en sí mismo.

Por eso es fundamental observar los mensajes que enviamos y el comportamiento del chico frente a la toma de decisiones. Cuando el pequeño siente que para todo, inclusive para lo que piensa y siente, “debe pedir permiso”, debe tener la aprobación y el control de los adultos, está incorporando el sentimiento de desconfianza de sí mismo. Por ejemplo, debe tener ordenada la habitación pero podría elegir de qué manera y en qué lugar va cada cosa, sobre todo que tenga la oportunidad de darse cuenta y modificar de acuerdo a la practicidad en su vida diaria; debe practicar lectura pero podría hacerlo en algunas ocasiones a partir de sus propios intereses temáticos. Muchos adultos deciden hasta qué deporte debe jugar su hijo y lo ideal es que, desde pequeño, si está en las posibilidades de los padres, debería conocer varios deportes y decidirse por el que más les atraiga.

Dice Wayne Dyer en su libro Tus zonas erróneas que, en la mayor parte de los casos, en el tipo de educación fomentado por nuestra cultura, el niño aprende a fiarse de los demás en vez de confiar en su propio juicio. Todo hay que consultarlo con papá o mamá: “¿Qué como?”, “¿Cuándo?”, “¿Cuánto?” “Pregúntaselo a Mamá:” “¿Con quién puedo jugar?” “¿Cuándo?” “¿Dónde?”.

La mayoría de los adultos no recuerdan cómo durante toda la infancia se fueron imprimiendo los mensajes con argumentos relacionados con la salud y seguridad, otros con la conducta que hay que tener para ganar la aprobación de la gente. “No vas, no sabés lo que te puede pasar si vas a ese lugar”(Seguridad), “Si comés eso se te van a caer todos los dientes”(Educación para la salud); “¿Qué va a decir la gente cuando te vea con ese corte de pelo?”(Desaprobación social); ¡Si hacés esto o aquello se van a burlar tus compañeritos!”(Conducta),

Si bien existen adultos que están convencidos de la libertad de decisión que le otorgan a sus hijos, no observan cómo o cuánto, delante de ellos, destacan sus propias opiniones, decisiones o profesiones como las mejores; y cómo descalifican a las que consideran las peores en aquellos de su entorno. Si el chico escucha que alguien de su familia dice alguna de estas frases: “Esos policías ganan una miseria”; “Esos periodistas se venden porque no ganan nada” , por más talento y vocación que pueda tener, difícilmente será policía o periodista. También se suele decir  “Los hijos salen muy caros” , “Cuando llega un hijo tenés que renunciar a todo lo que te gusta” , entre otras frases por las que los jóvenes evitan tener hijos. Otros repiten “ Yo soñaba con ser arquitecto pero no pude”; seguramente el hijo quizás termine estudiando esa carrera o tenga muchas dudas en la elección. Porque también existen los gustos implantados por la necesidad de aprobación y cariño, o por miedo al fracaso y a una vida de escasez.

El engaño de la rebeldía ante la necesidad de aprobación

Por otro lado, hay personas que hacen aquello que claramente rechaza la familia o el entorno social. Es una forma de rebeldía. Pero estas conductas, si solo tienen como objeto confrontar, no tendrían mucho sentido porque correspondería más a un comportamiento adolescente.  En estos casos el rebelde suele integrarse a un grupo, asociación o militancia donde termina respondiendo con condescendencia porque, en definitiva, toma la opinión de un líder y la defiende contra viento y marea con el fin de recibir la aprobación de ese grupo.

Liberarse de la necesidad de aprobación no es sencillo, pero puede trabajarse haciendo consciente el motivo de las decisiones que se toman permanentemente en la vida. ¿Esto lo hago porque no quiero quedar mal?, ¿Lo hago porque quiero quedar bien con alguien o con algún grupo al que creo pertenecer?, o ¿Lo hago porque me siento bien haciéndolo? ¿Cuál es mi opinión o postura sobre el tema? ¿Respeto mi opinión o termino aceptando la de los demás y modificando la propia? Esta toma de conciencia debería contemplarse más aun si nos encontramos en grupos que tienden a los fanatismos o a los extremos, como los anti- o los pro-. También es importante que evaluemos nuestro nivel de crítica a los demás. Porque cuanto más críticas mentales o verbales hagamos al entorno más susceptibles seremos a las críticas de los demás.

Si mi observación está dirigida a la vestimenta de otros, posiblemente estaré preocupado por lo que los demás piensen sobre mi propia vestimenta.

La escuela en todos los tiempos alentó la necesidad  de aprobación

Otra influencia se da en la mayoría de colegios. La búsqueda de aprobación es el camino del éxito. Peor aún, también el estudiante saldrá con una fuerte necesidad de aprobación, porque habrán logrado desalentar todos sus impulsos para actuar por sí mismo con confianza en su propio talento y creatividad.  Esto sucede porque todavía es aprobado con las mejores notas quien conoce mejor el contenido del programa y cumple más con las expectativas de docente y la institución, cuando quizás cada uno debería ser estimulado desde su propio talento y creatividad. (Todavía hay escuelas en las que el niño no debe mostrar lo que sabe, le interesa o lo que inventa, sino que debe practicar más lo que no sabe o no le gusta).  Y al tiempo de finalizar una carrera, se dará cuenta de que le cuesta tomar cualquier decisión sin poner en la balanza todas las opiniones, deseos, sueños, aspiraciones de la familia y de la sociedad.  Basta con hacer una encuesta en los años terminales de la escuela secundaria. Los jóvenes no saben qué rumbo tomar en los años que siguen, si seguir estudiando o no, si estudiar una u otra carrera, y a su vez, duda de si aquello que decida estudiar servirá para tener una mejor calidad de vida. Otros seguirán una carrera, pero luego cambiarán una o varias veces porque no podrán decidirse entre su propia vocación y la aprobación de su entorno.

Cuando el niño siente que la presión lo supera, no puede desarrollar su creatividad ni su talento.

“Dios te va a castigar si te portás mal”, una frase muchas veces repetida por los adultos.

También adquirimos síntomas de búsqueda de aprobación de otras fuentes. La religión de todos los credos ha tenido una gran influencia en este sentido. Tienes que responder a Jehová o a Jesús o a alguien que está fuera de ti. Dice Wayne Dyer “Los líderes de la Iglesia han desvirtuado el sentido de las enseñanzas de los grandes maestros religiosos tratando de enseñar conformidad y sometimiento, usando como armas el miedo al castigo y el deseo de recompensa”.  Cuántas veces durante la infancia se escuchó “No hagas eso porque Dios de va a castigar”. Un estudio cuidadoso de Jesucristo nos puede demostrar que era un ser extremadamente realizado, un individuo que predicaba la confianza en uno mismo y no temía provocar el rechazo de los demás. Sin embargo, muchos de sus seguidores han adulterado el sentido de sus enseñanzas haciendo de ellas un catecismo de miedo y de odio a uno mismo.

Jesucristo predicaba la confianza en uno mismo.

El Estado es otro buen ejemplo de institución que usa la búsqueda de aprobación como vehículo para tomar decisiones por los individuos. “No confíes en ti mismo. No tienes los conocimientos ni capacidades para funcionar solo. Nosotros te cobraremos impuestos y nos ocuparemos de ti. Nosotros descontaremos una cuota sindical para defender tus derechos porque no sabes hacerlo. Te descontaremos una mutual, un Seguro Social, porque serías incapaz de decidir guardar el dinero para salvarte a ti mismo cuando estés enfermo. No tienes que pensar por ti mismo; nosotros reglamentaremos tu vida.” Y así vemos muchos gobiernos que van más allá de su responsabilidad de gobernar a la sociedad. Y también vemos como mucha gente va cediendo su poder de decisión porque “si todos están de acuerdo sería desaprobada una postura opuesta”

La influencia de las letras musicales y de las redes sociales

Canciones de todos los tiempos, que se escucharon y se escuchan a diario están llenas de mensajes que promueven la búsqueda de aprobación de los demás. Esas letras empáticas e inofensivas pueden resultar más manipuladoras de lo que uno cree. Basta mencionar algunos títulos y letras que envían mensajes declarando que algo o alguien es más importante que uno mismo y que sin la aprobación, aceptación o cariño de ese alguien tan especial el “Yo” se derrumba.

Musica disco: Sin los demás, nadie sería nada (pennylanebcn, 2020)

Los tangos más famosos como  “El día que me quieras” , “Que falta que me hacés”, “La última copa”( en dos de sus versos dice Y si la ven amigos díganle /Que ha sido por su amor que mi vida ya se fue). También canciones melódicas como “Si tú te vas”;  “Sin ti yo no soy nadie”. Y otras como la actual y muy difundida, “Pepa” del cantante Farruko (nombre artístico) un tema que vende libertad de vivir sin aprobación al principio /No me importa lo que de mí se diga/Vida usted su vida, que yo vivo la mía/ pero luego, esa libertad está atada a consumo de alcohol y drogas para poder soportarlo cuando dice:/Pepa y agua pa’ la seca/To’ el mundo en pastilla’ en la discoteca/, lo que termina revelando que “todo el mundo” hace lo mismo en ese lugar y grupo. De alguna manera aparece la rebeldía por la crítica externa, pero se cae en la necesidad de la aprobación hacia adentro del grupo.  

Podrías intentar hacer un ejercicio la próxima vez que oigas una canción que envía mensajes en busca de aprobación. Si se presta atención a las letras que reflejan la manera que te han enseñado a sentir, esto es, que no llegarás a nada, serán infeliz y sufrirás depresión si alguien no te acepta, te critica o te falla. En el libro Tus zonas erróneas el autor propone reescribir las canciones para que encaje en un patrón mental de control de uno mismo, en vez de la búsqueda de aprobación.

 También los anuncios que invaden las redes sociales apelan de una manera especial al pensamiento condicionado, a la búsqueda de aprobación. Muchos de estos anuncios reflejan los esfuerzos que hacen los fabricantes para manipular la voluntad y lograr así que compren sus productos, reforzando la noción de que lo que los demás creen es más importante que lo que piensa uno por sí mismo. Expresiones como “Si no te querés quedar afuera…” ; “Es tan buena que suena en todos lados…” “Te gusta, se comparte…” “Si querés tener un cuerpo fuerte u ágil…”.y  los anuncios de pastas dentífricas, desodorantes, enjuagues bucales, bebidas alcohólicas, autos, entre otros, están llenos de mensajes psicológicas que convencen de que es necesario buscar la aprobación de la gente y de que la manera de conseguirla es usando un determinado producto.  Ahí está una cultura que valora y fomenta la necesidad de aprobación. A pesar de que la mayoría de la gente niega que le da demasiada importancia a lo que piensan los demás, si analizaran cada decisión que toman en la vida, desde las más sencillas hasta las más decisivas se darán cuenta de que la necesidad de aprobación está todo el tiempo ahí. Han sido condicionados en este sentido a lo largo de toda tu vida e incluso si la familia tuvo conciencia de que debía fomentar en los hijos la seguridad en sí mismos, los factores culturales de los que dependían les impidieron hacerlo como debían.

20 comportamientos típicos de búsqueda de aprobación

El psicólogo Wayne Dyer propone una lista de conductas y sentimientos de las personas que revelan la necesidad la aprobación de los demás.

1- Usa demasiado y en diferentes ocasiones la frase “No quiero quedar mal”.

2- Suaviza un comentario o declaración para evitar reacciones de desagrado.

3- Adula o es excesivamente amable con su interlocutor para que lo acepte.

4- Se siente deprimido o angustiado cuando alguien no está de acuerdo con él.

5 – Se siente insultado o humillado cuando alguien comenta o declara una opinión contraria a la suya.

 6- Dice que la otra persona es una “snob, o un “engreído” lo que es simplemente otra manera de decir “Préstame más atención”.

7- Hace cosas para otra persona, aunque no lo desee, y siente resentimiento porque no se atrevió a decir que no.

8- Se siente intimidado por un vendedor agresivo y comprar algo que no le gusta o no quiere…

9- Tiene miedo de devolver alguna mercancía porque le disgustará y será rechazado.

10- En un restaurante, se come un trozo de carne que no está hecho como lo pidió porque no le caerá simpático al camarero si lo devuelve.

11- Dice cosas que no piensa para evitar que la gente no lo quiera.

12 – Propagar noticias de muertes, divorcios, asaltos y cosas por el estilo y disfrutar de la atención que por ello recibe.

13- Pide permiso para comprar algo, para hacer cualquier actividad o inclusive para hablar a una persona importante en su vida porque teme su desagrado.

14- Se excusa continuamente, los excesivos “lo siento” y “perdón” que están destinados a hacer que los demás lo perdonen y lo aprueben constantemente.

15- Se comporta de una manera inconformista a fin de llamar la atención, lo que equivale al mismo tipo de neurosis que conformarse para lograr la aprobación externa. De este modo, usar zapatillas de tenis con un smoking o comerse el puré de papas con las manos para llamar la atención son otras formas de buscar aprobación.

16- Llegar invariablemente tarde en todas las ocasiones, de forma patológica para hacerse notar, es también un truco del comportamiento de búsqueda de aprobación con el que logra llamar la atención de todo el mundo. Puede que lo haga por una necesidad de desear que lo distingan y en consecuencia está bajo el control de los que prestan atención a sus impuntualidades.

17- Trata de impresionar a los demás con sus conocimientos de algo que ignora “pretendiendo” saberlo.

18- Solicita el halago de una manera indirecta esperando la aprobación de la gente y sintiéndose mal cuando no lo consigue.

19- Se siente infeliz porque alguien que él aprecia tiene una opinión contraria a la suya y se la expresa.

20- Cambia de postura o de manera de pensar porque alguien da muestras de desaprobación.

 Evidentemente que la lista podría continuar ad infinitum. La búsqueda de aprobación es un fenómeno cultural fácilmente observable en todos los rincones del globo. Sólo es reprochable cuando se convierte en necesidad, lo que equivale, por supuesto, a entregarse y colocar la responsabilidad de cómo te sientes en manos de otros cuya aprobación buscas.